martes, 11 de noviembre de 2008

Egódromo

1. Klaus Kinski

El poder hipnótico del presente ha hecho de la improvisación y la simplicidad la clave de todo medio. Pienso en la autobiografía del actor y director Kinski (Yo necesito amor, Klaus Kinski, Tusquets Editores, Bs. As, 2006), que está narrada en presente y parece que todo transcurre ya, ya, ya, ahora, deprisa, sin pausa. Salgo a la calle, hago tres mil funciones, me cojo un millón de minas, me echan del hotel, voy preso, me llevan a un manicomio (esta es, a simples rasgos, la rutina de Kinski). El presente es mundano y cortoplacista. El "no future" de los Sex Pistols constituía la negación del futuro como construcción, pero de una manera frívola. La guerrila revolucionaria partía del sentido contrario ("hay futuro colectivo, y resignaré el mío para darle forma"). La economía es deuda, y en ella reside la esclavitud de tener (no ya de hacerlo por motivos justos) que crearse un futuro del cual somos esclavos. El instinto dionisíaco es cortoplacista. El símbolo requiere previsibilidad y dificultades ascendentes. Entre lo primero (la resignación del instinto que funda la familia y perpetua la especie, incrementado en los últimos siglos por la satisfacción de necesidades burgueses) y lo segundo (la aventura del espíritu que se encarrila en culpa o farmacopea por dicha culpa -o circulo vicioso) estamos nosotros, atados de pies y manos, viviendo la vida de otros que viven la vida de otros que no existen. Ni siquiera la culpa es original.

2. Yo también tengo lo mío

Voy al baño y un par de compañeras del secundario me dicen que no saludé.

–El saludo es un acto de fascismo –les digo–: vos sí, vos no. Decido hablar con vos, hay una tercera persona e incomodidad surge. Voy caminando por la calle y doy permisos. El acto de saludar es una estupidez, un acto obvio, un yo estoy acá. Yo nunca saludo. Llego ya saludado con todos. Llego y comienzo a hablar. Soy así desde que tengo uso de razón. Quedo mal antes de decidir si quedar mal o bien, si ser correcto o ingrato, molesto o asqueroso.

3. Retrotredad


Rapero de El Bar.- Pienso que estamos en un país donde la gente es necia, donde estamos guiados por un ególatra sorete malcagado como Daniel y... tomá man... Ojalá la vida te tire toda la mierda que nos tiraste a nosotros. Es el deseo de acá, loco, el más profundo.
Daniel Granelli.- Tomatelas gordo.
Rapero de El Bar.- Chupame la verga, imbécil.

4. Pequeñas cosas que nos molestan de los otros:

. Su inevitable egocentrismo
.. Su inteligencia inferior.
... Su constante deseo de opinar
.... Su incapacidad de tomar en cuenta mi opinión.
..... Que sólo tengan en cuenta sus deseos.
...... Que sólo pongan obstáculos para mis deseos

5. La visión de uno

Llamar a última hora es llamar a las 23 hs. Llamar a primera es llamar a las 00 hs.

6. El resentimiento tiene cara de reflejo

"Azaroso y caprichoso todo. De ángel y esas cosas. Todo depende de otra cosa. No del esfuerzo.
Levanto una mano para pedir ayuda. Se espantan de mi fealdad, de mi rendición, de mi debilidad.
La mano símbolo puede significar otra cosa, resultará desagradable. Y en el fondo y en el frente no depende de uno. En el fondo sí. En el fondo, colchón de acciones. Pero hacen la cama otros.
No hay esfuerzo. Hay despertar en el otro algo. Es innato. Hay quienes no movilizan y ésa es su fermentación. Plantas que repelen buscando amor.
Luego los círculo. El virtuoso, del innato. El vicioso, del innato.
Luego creerse uno la magia por mérito propio; luego creerse el otro el desprecio por causas que describe en tres párrafos."

Andrè Foutlain, 15/12/15
7. Todos contra todos

La importación impostación sitcom pobló la tv de esperpentos macabros con múltiples una sola Florencia Peña. La clave, sabemos ahora, no era adaptar o traducir, sino robar, directamente. No hay mejor manera de adaptar, traducir algo, que apropiárnoslo, asimilarlo, hacerlo nuestro, incluso a escondidas. Todos contra Juan es una mezcla de Friends (parte Joey Tribbiani) y Seinfeld (parte George Costanza). Pese a que dura más tiempo cada capítulo, los personajes respetan el tiempo sitcom y constituyen estereotipos en sí mismos. Al haber buenos chistes ATP el programa constituye una rareza en la grilla televisiva.

El ego, decíamos. El programa trata sobre la vida del fracasado Juan Peruggia, quien estoicamente modifica su realidad buscando escalar ego mediante. El ego, decíamos otrora, es medio. De ahí la supervivencia. De ahí el peligro de auto exterminio. Que explota como volcán.

8. Seguimos con el libro de Kinski

Imposición obligada de cierta visión personal alejadísima de lo que uno es + choque con el otro que también se cree el más grande del mundo = vamos a ver quién es más pija.

“Yo necesito amor”, excelente pasión de múltiples hechos materiales, excelente continuación–combate al “Ulysses” de Joyce, esa inconstante constancia intelectual, esa construcción de redes simbólicas. Donde las palabras remiten a hechos en el actor y las palabras remiten a palabras en el autor. Doble hartazgo; doble exceso. Joyce, Kinski.

Borges alguna vez deslizó la idea de un texto en el cual alguien relate una serie de eventos en primera persona y el lector suponga una intertextualidad reveladora que subyace en sus mentiras. Así funciona el libro de Kinski. Kinski putea contra Herzog, Sartre, Fellini y etcéteras miles y luego los testimonios de éstos lo niegan, representando así el subtexto.

Otros grandes libros Egocrípticos: “Ecce Homo”, Friedrich Nietzsche; “Diario de un genio”, Salvador Dalí.

9. Hacer de la impostura una postura

–¡No hay que publicar todo! ¡No hay que publicar todo! –dice Ann Marcus. Enfrente de él, ochenta paquistaníes pertenecientes a la secta Zumux inmortalizan la frase en la finitud de sus blogs.
–Mis heridas no son leves –insiste– y de ahí, de la inmortalidad de mi angustia, surge mi despreocupación de dejar grabado, dejar grabado, dejar grabado.

10. Palíndromos

Ego coge: unidad dinámica que constituye el individuo consciente de su propia identidad y de su relación con el medio; es, pues, el punto de referencia de todos los fenómenos físicos: egoc ogE.
.
11. Conclusiones
.
Agrego este párrafo que leí ayer y que me parece revelador. Otra visión de nuestro tema.

Cuando las dudas invaden y nublan la fe en la inmortalidad del alma, cobra brío y doloroso empuje el ansia de perpetuar el nombre y la fama. Y de aquí esa tremenda lucha por singularizarse, por sobrevivir de algún modo en la memoria de los otros y los venideros, esa lucha mil veces más terrible que la lucha por la vida, y que da tono, color y carácter a esta nuestra sociedad, en que la fe medieval en el alma inmortal se desvanece. Cada cual quiere afirmarse siquiera en apariencia.Una vez satisfecha el hambre, y ésta se satisface pronto, surge la vanidad, la necesidad –que lo es– de imponerse y sobrevivir en otros. EL hombre suele entregar la vida por la bolsa, pero entrega la bolsa por la vanidad.

Engriese, a falta de algo mejor, hasta de sus flaquezas y miserias, y es como el niño, que con tal de hacerse notar se pavonea con el dedo vendado. ¿Y la vanidad qué es sino ansia de sobrevivirse?Acontécele al vanidoso lo que al avaro, que toma los medios por los fines, y olvidadizo de éstos, se apega a aquellos en los que se queda. Al parecer algo, conducente a serlo, acaba por formar nuestro objetivo. Necesitamos que los demás nos crean superiores a ellos para creernos nosotros tales, y basar en ello nuestra fe en la propia persistencia, por lo menos en la de la fama. Agradecemos más el que se nos encomie el talento con que defendemos una causa, que no el que se reconozca la verdad o bondad en ella. Una furiosa manía de originalidad sopla por el mundo moderno de los espíritus, y cada cual la pone en una cosa. Preferimos desbarrar con ingenio a acertar con ramplonerías.


(Miguel de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida, Alba libros, Madrid España, 2006, pág. 40,41)

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