jueves, 24 de junio de 2010

Las milf y una noches


1-. Contingencia

Si la ley de la atracciòn fuera un hecho kantiano del mundo como voluntad y representaciòn y la energía que desde Palermotodo se emite ¡chàs!, parpadea Cerati, terremoto en Chile por falta de huevos y un pibe se pega el corchaso para que muera Sandro. All you need is love love love is easy.

Deconstrucción del ente. Parte de metàfora San Telmo cayendo por Avenida Arjona: buscando el punto G en una copa de malbec mientras ¡chás!, Cerati mueve un dedo, un niño se eleva por sobre los puestos de la Costanera y con su pensamiento limpia el riachuelo. El espíritu aristocrático y noble del Diez, Nietzsche hubiera amado vivir en Argentina reconvertido en un zoquete de Superhéroe Fernando “Asís” Peña it`s only love love love ¡el desperdicio culeao! It`s easy. (Acà debería una aliteración para evitar los párrafos cortos como homenaje post mortem a Saramago, ninja tortugo de la Paz, all you need is God, disfrutá de la Nada, yo la toco con el dedo índice, nos rodea un sub-ente de Nada, la copa de Malbec –no comprar Malbec no comprar Malbec no comprar Malbec.)

Jorge Fallabrino ocupa dos sub-oficinas del piso 16 del Pellegrini de Libertador, alquila otra cruzando la calle al mantenimiento de una bodega en donde un coleccionista de brújulas se acuesta con prostitutas sin alas que van perdiendo el rumbo de su verdadero nombre. Dos falanges de dedos de uñas recién cortadas hacen “el minero”, una acaricia el labio izquierdo y la otra se anima, es la técnica del beso apolineo pero a cuarenta centímetros: mucho labio, roce de dientes caprichoso en el superior y la lengua apenas rozando la comisura izquierda y la parte interna de la comisura derecha. Eso pasado a los dedos, el pulgar apretando mientras la piel de la ingle para adentro, para que se quede un poco de sangre ahí y distraer el clítoris mientras se roza el pezón levemente con los dientes y la lengua comienza alrededor de éste círculos crecientes y decrecientes, ya tenemos dos puntos de contactos, la mano izquierda debajo del seno, el pulgar apretando la costilla para mejorar la recepción y los dedos horizontales masajeando el alrededor del pecho, también acercandose, intercalando los movimientos. Cada tanto pispea las condiciones atmosféricas del lugar y el nivel de humedad y cuando la mano izquierda no sirve de apoyo se humedece en la saliba del seno y va masajeando el cuello lentamente, primero los músculos que empiezan la espalda, lento muy lento, se toma el tiempo en cada uno y sube, pequeñas e imprescindibles dosis de ahorcamiento ayudan la circulación cerebral (ese clítoris madre) y luego el dedo se da por campeón mundial introduciéndose en la boca, no sin antes un movimiento de círculos virtuosos decrecientes y amagues, ya son dos los dedos que pasan al ataque, abajo son más atrevidos y se conserva la humedad (¡gloria!; hay que mantener el triunfo), ningún movimiento repentino, el coleccionista de brújulas sabe que un cambio abrupto es una contra pero claro, alguna desconfianza siempre hay, entonces agrega condimentos, nunca mantener un sexo sin penetración tanto tiempo en monotonía, acerca el miembro a la mano derecha, se guarda el instinto de reemplazarlo por la mano izquierda que da vuelta sobre los labios sintiendo la lengua de ella y hace un poco de defensa y reconocimiento de campo.

-Si yo tuviera plata –me dice Guillermo Parietti– comería todos los días en estos restaurantes de mierda escuchando cómo habla la gente de verdad.

La pija está erecta y roza la vagina que tiene no dos sino tres dedos dentro, el del medio hace el repetido juego de los círculos y toca ese timbre divino y los otros dos prueban las paredes en una suerte de fuerza vaginal anticlitoridiana, con la pija recorre el borde izquierdo, el glande pasea por los milimétricos pelos que asoman, es un día de sol, la mano derecha sigue con el juego de entrar, borde, labio; adentro tres dedos, la mano izquierda sigue alrededor de sus labios, ella saca la lengua y busca los dedos, él quiere tocarle las piernas y abraza una de ellas, la izquierda, con sus piernas, saca la mano izquierda que vuelve al pecho, ahí ya es un movimiento firme, egocéntrico, ahí ya envuelve la teta en su posesiva mano, apreta la hermosa grasa, la piel hermosa, es una teta divina con su peso específico, no es dura ni una bolsa de arena, la piel no cede, tiene volumen, acaricia el costado para disfrutar más el punto neurálgico del placer mientras abajo se inicia un combate entre la mano que tiene que irse sin sobresaltos y de a poco para no perder el estado y la pija que ya coloniza la frontera concha/culo, un poco se pasa de límites para abrir el campo de juego, no demasiado porque ella puede perder la concentración. “Mirá lo que son estas tetas”, le dice y se dice, abre un nuevo campo perceptivo, el ego, la vagina acusa recibo y se lubrica el ingreso peneano, “¿de dónde sacaste esto?; ¿vos no tenías esto?”, pregunta, a sabiendas de que no hubo operación y de que por tanto no se pierde concentración. “Es que yo era anoréxica”, te dice. Impresionante. Rápido ingreso del pene, violento y con estocadas fuertes para que deje de pensar en sus días de anorexia y vuelva a pensar en el hombre en el que está pensando que no es, lo habrán adivinado, el curioso coleccionista de brújulas. Baja la intensidad del movimiento, se hacen más dilatadas las entradas, una de cada siete bordea los labios vaginales con el glande, se dedica a la teta derecha, no humedecida previamente, le da besos en el cuello, ahí ya comienza el placer propiamente dicho y cede la estrategia que por otro lado no sabemos si funciona. Los ojos de ella están diltados o él se incentiva para tener también su dosis, están él a la izquierda de la cama, ella a su derecha, mirándose, ya van veinte ingresos con sus respectivos portazos, ¡tiempo de cambio!, hay condición de dureza suficiente para sacar la mano del muslo izquierdo y elevar la pierna derecha por arriba del hombro, esto permite una oscilación y cambio de posición, la mano izquierda vuelve a la boca de ella, saca la lengua, busca el dedo, el dedo le pone la uña la lengua, el tacto es todo el cuerpo, es una mano de cinco extremidades, seis con esa pija demasiado decente, no le hace bien pensar en la pija. Piensa en esas tetas, corre una pierna y la pone de espaldas. Ahí sí: ya es un dúo de cuatro personas.

2.
La palabra héroe procede del griego antiguo. Wikipedia nos dice que hazañas extraordinarias y beneficiosas son la obra del héroe mitológico de la antigua Grecia; Grecia, de Dioses pecadores que no representaban modelos de conducta sino actos de ética más al fondo. Los héroes germánicos, helénicos y romanos, junto con sus atributos y formas de adoración, fueron ampliamente absorbidos por las confesiones ortodoxa y católica del Cristianismo, constituyendo la base de la actual culto a los santos. De ahí que cuando vemos a un héroe le pegamos la sombra de culpa. La base moral, los contratos cívicos. Y pedimos mesura a lo que nació desmesurado.
Pero, ustedes y yo lo sabemos, la historia se escribe de manera diferente y el río pasa siempre por el mismo lugar cuando el lugar no importa: es el tiempo lo que hace que el mismo lugar no contenga los mismos átomos ayer, hoy y mañana y sea –oh hermoso juego hecho de tiempo- otro rio. ¿Y los héroes trascienden esa lógica?

Volvamos a nuestros Dioses pecadores, a la vuelta helénica luego de la moral judeocristiana que bien puede ir a mamarla. Volvamos al guión de los caídos en combate que renacen, a los pasajeros del último tren de la noche, que bajan vivos, a ese estado de gracia que supone un orden tan buscado por los ateos y agnóstico, la sensación de que algo más rodea esta Nada y de que algo sucede y de que hay orden y que lo que hacemos importa y, más importante, si Palermo tiene un destino de gloria y Maradona tiene un destino de héroe, nosotros que somos estelas de tiempo en este tiempo también tenemos –oh hermosa fe satelital- un presente que corre y se mantiene inmortal y si no creemos en Occidente bien podemos volver a Grecia, con su mediocampo profundo, su marca en zona y su marca escalonada a Messi. A la Grecia de las orgías y los excesos, a esa Grecia Maradoniana y pecadora, que hubiera salido a quemar las naves y no protegerse el culo –catenaccio- porque la ley es física y hoy Sócrates. Aristóteles y –mirá lo que te digo- Alejandro Magno se suben al destino budista del argentino contemporáneo e hincharían por el equipo del Gordo dionisíaco y su apolíneo Messi judeocristiano. Hermoso choque. Cuestiones de moral e irnos a dormir a la cama de la gloria y el olvido, esas dos fuerzas demasiado humanas.

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