jueves, 15 de septiembre de 2011

El retorno



De recibir el sms de mi hermano instandome a votar una lista en Sociales. Yo a quince cuadras por razones de entrega de alma, las camino y Sociales es de repente un edificio verde municipal que dice CBC, en donde hay calma, inutilidad. Me refieren que la onda es Constitución, tierra de intercambios post-legales. Me espera otro destino, mientras camino hacia el baño con inscripciones anti-Hebe y pro Israelí (o el cruce Estado de Israel/Palestina a pocas cuadras, también atravesado).

Despertado a las cinco de la mañana, dos horas de cama sin sueño y los elementales para volver a dormir, de siete a nueve. A las nueve y cuarenta con rumbo a lo de Malcolm. A las diez y media comprando cervezas, vino, patys, pan lactal. A las once y media comiendo y comenzando a beber. A las trece horas llega el remis. A las quince sale el micro desde martinez.
Cuatro horas de sueño, entre ciento veinte y doscientas cuadras caminadas desde el puto Junín, el putísimo Junín de mierda al cual espero no volver, hasta el escenario del puto Solari, a quien vi por cuarta y última probable vez en mi vida (la segunda como solista, antes dos ricoteras).


Junín

Entrar sin hablar. Dejar el muerto y huir, entre cuerpos que lo miran. La sinécdoque del bondi todo nosotros. Escuchamos así, vivimos encerrados. Le tenemos miedo al deje.

Finalmente estaciona el micro. Uno de cientos. La ruta es una serpiente llena de gente y micros; hay que buscar referencias para ubicar ese Chevalier (a la salida, encontré un literal “Chev-Ariel”) y veo el cartel que acompaña al micro: “carnada vida El Chino”. Lo asocio con el Chino Mágico Ivan Michel y le comento a mis asociados que ahí hay que estar a la salida. Bien, salimos del micro, 20.30 hs, falta una hora para el recital, hay tiempo de caminar el par de cuadras hacia el estadio, tomar unas cervezas y entrar perfectos. Mucha gente caminando, los seguimos.
Micros al costado del camino, uno al lado del otro, hacia el horizonte. El pueblo ricotero caminando al unísono, todos contentos, por una ruta en la que descansan micros y micros y micros. Caminamos diez cuadras, siguen los micros, hay unas luces al final: Caminamos otras diez cuadras, raro. Y otras diez. Yo estoy bastante molesto, los micros siguen y ya caminamos treinta cuadras, ya hace casi media hora que caminamos. Y seguimos caminando, y todo es oscuridad iluminada por los micros a ambos costados. Nadie vende comida ni bebida. Seguimos caminando, diez cuadras más.
–Esto es joda –digo–, ¿cuánta mierda más falta?
Ya llegamos Karg, dice Malcolm, que tampoco lo cree mucho. Yo estoy sacado, quiero llegar. La pierna izquierda nota molestias producidas por el uso continuado de bicicleta fija. Cuatro mil kilómetros de bici fija en seis meses. El último mes que no bajo de los 103.5. Ahora en 102.6. Luego subir… Unas cuadras más de oscuridad y micros. Todos pensamos que deberemos hacer ese camino de vuelta. Hay silencio. Yo me enojo y puteo al Indio.
–¡Todo por este quimio del orto! ¡Quimio Solari, hijo de puta, organizás como el orto, forro!
Todo a los gritos. Es bastante molesto, irritante, horrible, pero como notó Dostoyevski en Memorias del subsuelo, el que agoniza grita el dolor para compartirlo, no para apaciguarlo. Las dos chicas me empiezan a putear por lo bajo. Malcolm también. Aparece un cartel que dice “escenario 3 km”. No lo puedo creer. Ya hicimos como setenta cuadras y faltan treinta más. Estoy exhausto, luego de diez horas de beber todo lo que me ofrecieron, flores y prensado, y hay que seguir, y luego volver ese caminito, por ese Indio del orto que organiza en lugares sin llegada, sin estacionamiento, sin movilidad, sin nada. Cien mil drogones caminando la oscura noche,  y empiezan a aparecer los puestos de comida y bebidas. Las chicas compran patys sin dejar de caminar, yo el choripan de temperatura glaciar. También compro una cerveza de medio litro que dura cinco segundos. 
 –El que no tiene merca –grita un genio marketinero de suburbia– tiene plata.

El final es un tecnópolis inverso, una hermosa regresión a formas de vida pre-industriales, asados, venta de bebidas. Y a lo lejos las luces. Y el Indio que arranca con Todos a los Botes.


Show

Un pelado durísimo, que fue solo, molestando, sin parar de hablar. Es el que toma forma de humano en el micro de vuelta. Pero está sentado en el lugar de al lado. La gente como fichas de tetris se reordenan y lo dejan a él, que no se quiso mover, al lado mío. Hijo de puta. Se mueve. El micro en silencio, en oscuridad. Yo no quiero hablar, me pongo auriculares, mi cuerpo transpirado y frío, después de haber caminado dos kilómetros. Pero habla, y se ríe casi con inocencia. Cierro los ojos, fingiendo sueño. El micro que no arranca porque un comensal no aparece. Así dos horas más. Todo fijo. El micro se duerme. El pelado duro ante cualquier mínimo movimiento mío entabla charla. Yo no hablo. El se está poniendo furioso.

Antes memento. Entramos corriendo. Lo primero que veo con la multitud que somos es el consumo in extremis de cocaína a la derecha. Pienso “cómo va a volver este pibe esas ochenta cuadras”. Me mezclo en la gente, pero Solari está a medio pelo, o a mi se me fue el swing, pero viendo videos ahora de youtube del show se nota que los Fundamentalistas no están en un gran momento. Parece que el viento jugó una mala pasada, pero la banda sonó como el orto, la velocidad de la batería no creo que tenga que ver con eso, el clima del Indio, de malhumor, tampoco.
Malcolm y Jorge ya están rumbo al pogo que no es tal sino gente amuchada. Cien mil personas viendo al frente, una banda fría, un clima frío, me toco la poca plata que tengo y descubro los $100 en un bolsillo mínimo. Una cerveza que se compra ahí, a $22. Tirados en el campo. Todos los ritos muertos.


Solari Actualizado


Dice Malcolm:
> *****************    INDIO  - TANDIL   03/12/11  21 HS *************************
>
>
>
> MAÑANA SACO MI ENTRADA.
>
> VERANITO , SEGURO EN COCHE.
>
> SABADO SALIDA A LAS 6.30 AM ( CON SUERTE DESDE CASA )


Respondo yo:

Irìa con casita alquilada por allà, y evitando el recital solarístico pechito-frío, y saliendo un día antes y volviendo un día después. Poner una luquita y hacerla bien. Que sea una mini-pre-vacación con narco-turismo y caminata a las sierras, no un culto al aguante con boludos que te codean mientras querés dormir transpirado frío en un micro que demora dos horas la salida y la vuelta, ni caminando 20 kilómetros con 10 horas de viaje en un día... para ver a alguien que se merece un centenar de muertos (¿cuántos ya tiene? dos seguro) para dejar de organizar lo que no puede organizar, y ni hablemos del sonido o de la banda. 

Responde DdC:
 Perdon a todos. El aqui es doloroso y el ahora un fracaso. No hay futuro. Y hay que pensar en el..sin sueños y con los nervios del tiempo que se va y no esta. Ni estamos. Ni nada.

Cierra magistralmente Aven:
El INDIO SOLARI, que se dejó entrevistar por un ñomo negro, fétido y mongoloide, de la revista "garganta profunda", afirmó que él siendo el indio solari, no quería estar bajo el pulgar de un periodista boludo, por aquel que suele repudiarlo, en clarín, por sus costumbres virreynales. Sospechamos que le gusta tener bajo su pulgar al periodista, cuando conocemos a la enana contrahecha de la revista diferencial. Ir a ver al indio solari demanda una organización que él no propone, lo cual pone una cuota de genio, porque jamás organizará algo para los caretas que compran entradas para un estadio con campo sectorizado económicamente y no fagocitadamente, como hice yo para Roger Waters. El indio nos dice que Cristina es Kirchner, que él, podría haber callado, pero que le gusta lamer los platos del kirchnerismo, le gusta undir la nariz. Entonces, digo que en el último viaje tomamos 40 cervezas pequeñas, 2 fernet, 1 vino. Eso es una asquerosidad trashumante, una fiesta de orgía. Mear se hace imposible cuando la conciencia se arrepiente de ser quien es, fugando, y desalujando los instintos. Sin embargo, llegar tempranito, y hacerce mierda, ver gente quebrada a las 16hs, gente que no puede mover los brazos por la cocaína, gente que se derrumba y vomita, gente que pone la frutilla de la tarde diciendo que "hace una semana que no come", gente. Se puede hacer, se puede ir. Los pibes con los que fui, van a alquilar una combi, para gente como nosotros, nada de giles, o sea, podemos mear al chofer, tomar pepa, vomitar y reir y llorar y volver a tener resaca, sin pedir persimo al vecino quebrado. Tenemos que confirmar y ya no hay que pensar en resolverlo nosotros. 
CERDOS. 
La celulitis con generaclemix.

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