martes, 17 de febrero de 2009

Lost

1 Destino
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Lo sustancial del hecho de rever la segunda, tercera y cuarta temporada de Lost –mi novia lo está viendo por vez primera y yo acompaño- es asistir al destino en tanto tragedia y releer religiosidad en lugar de enigma. Además, sabiendo las respuestas se observa el sufrimiento que lleva a los personajes hacia ellas y la agonía con que terminan luego de obtenerlas. Lost es una tragedia en la cual el morboso espectador se sacia con la muerte de los personajes (diseñados casi sádicamente desde una falta o carencia) porque ésto le devela la trama que ignora (o cómo trasladar el procedimiento literario de mostrar sin poder dejar de esconder). Además, la Isla se revela continuamente como embudo de destinos, como inevitable e inexorable paso final, Utero inverso en el cual y sólo en el cual es posible la muerte. La muerte en mayúsculas. La Muerte en tanto espacio de fe.
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Lost, juez moral high fi 5.2 y 2.0, superlink hipertexto Babilonia destino cárcel.
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2. Vacíos de hacerse sobre la marcha
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Desde el punto de vista del relato hay lagunas que rozan de lejos el quiebre de la verosimilitud y que tienen que ver con formalidades. Saltos temporales, viajes de estados de conciencia, traslados físicos de entidades inmóviles: todo esto puede ser traducido en términos de electromagnetismo y física cuántica (y aún girando una rueda). Pero los errores son de continuidad o narrativa: en la segunda temporada, hay dos islas, una al lado de la otra, y en la cuarta se mueve sólo una; los náufragos y los Otros cambian visiblemente su cantidad de acuerdo a la comodidad de la trama (no podía ser muy costoso un continuista que garpara los extras); Ben es atrapado inadmisiblemente en una red de Rousseau y es liberado sin más (lo cual nos excluye en la 2da temporada el objetivo que admite en la 3ra: que Jack lo opere del tumor −motivo: Ben y Jack fueron personajes pequeños que a fuerza de presencia se convirtieron en los protagonistas). La trama vasta, irreproducible e inmemorial, dice el escritor Daniel Link, obtiene grandeza por la intensidad de las escenas. Por el intermedio, el camino, el entre tanto (medir la narrativa de Lost en el medio de Lost es tan posible como escribir sobre las variables acuáticas debajo del agua).

El misterio de las primeras temporadas (peligroso en términos narrativos por el cómo llenar los cuantiosos enigmas) deriva, desde el final de la segunda en un travelling de respuestas que encuentra un disparo temporal en la cuarta sesión. Si en los primeros 60 capítulos pasaron aproximadamente la misma cantidad de días, en lo sucesivo pasaran años y años en un capítulo, y uno concluye en que ese quiebre sólo es para atención del espectador (cada vez menor en EEUU debido a Internet y a las complejidades de la serie). (Y Lost como un género por temporada, siendo la primera aventuras, la segunda suspenso, la tercera drama, la cuarta thriller y la quinta ciencia ficción.)
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Y aquí la clave: en Lost lo importante es el mientras tanto, el darse cuenta. Antes y después: la tragedia.
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3. Intertexto
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Así como George Lucas canalizó el fanatismo en merchandising apropiándose los derechos y viendo esa brecha, Lost ha hecho escuela del paratexto realidad/ficción, estableciendo un juego de espejos entre ambos. Así, en la serie varios personajes tienen nombre célebres y constituyen una disyuntiva entre los que siguen el patrón de la persona “original” y los que son el opuesto. John Locke, por ejemplo, parece ser una actualización traicionera de su homónimo, el empirista y padre del liberalismo (el padre de ambos, además, lleva el mismo nombre). El filósofo político instauró el término tabula rasa (nombre del tercer capítulo de la primera temporada), según el cual al nacer el cerebro no tiene ningún contenido y la identidad personal se forma a partir de las experiencias vividas. Este supuesto coliciona con el fuerte apego místico de Locke, a quien la Isla le devuelve la movilidad de las piernas y le incrementa su insaciable búsqueda de valor paterno. (La unión en los homónimos es su relación con el Estado de Naturaleza como superador de la “civilización”, verdadera tragedia del humanista Locke). Hay más juegos de nombres y así Bakunin pasa de anarquista a inmortal esclavo médico y juicioso y David Hume toma el segundo nombre (Desmond) para (visión de verosimilitud, visión de Lost) iniciar un juego que parte de la excepción. Sí: el futuro es inalterable pero “tu no cumples con las reglas de los demás”. (Rousseau, por otro lado, parece ser un homenaje ciento por ciento al pensamiento del filósofo y, en ese sentido cabe esperar un falso y cínico restaurador Moro, un eterno tácito Maquiavelo y, ¡mejor!, un Jacob cuyo nombre mortal sea Immanuel Kant –qué apellido para Desmond, qué apellido para Hugo Reyes.)
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En cuanto a literatura y al robo como homenaje, Lost también trasciende. Hurley comenta ante un hecho que parece salido de El Señor de las Moscas (novela de William Golding) y Sawyer lee la sutil gloria de La Invención de Morel, de Bioy Casares (con mito de argumento de Borges), cuando el vox pópuli acusaba que la explicación de la serie seguía esos arcos. Sólo falta la mención del recientemente fallecido Michael Crichton por el humo negro, choreo a la nube de nanopartículas de Presa (Prey, 2003), una novela que sirve como secuela futurista de su Jurassic Park y en la cual la nube es un millar de nanorobots en evolución, con funcionamiento programado (Ben atacando por la nube a los del carguero) y autónomo (el “sacrificio” de Mr. Eko), además de la posesión de personas (compañeros de Rousseau). Charlie citando “El Corazón de las Tinieblas” (The Heart of Darkness, Joseph Conrad, 1902). Sawyer encontrando “La Colina de Watership” (Watership Down, Richard Adams, 1972). Además, Stephen King (quien advirtió la serie como la mejor y su final no prefijado como posible caída), Philip Dick y más demases, De todas las citas, me permito otra reformulación de Jacob como el coronel Kurtz de la novela de Conrad (luego film de Coppola) y esta idea enciclopédica de los autores de tocar todo tema posible con el consabido riesgo de hacer una serie Homero Simpson.
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La respuesta de la serie ante lo externo parece ser: no hay externo, todo es la Isla. Alan Pauls confirma: "Los flashbacks y flashforwards de Lost no se entienden como remisiones a otros tiempos (el pasado, el futuro) sino como operaciones de linkeado. Los personajes y las historias no se disparan hacia atrás o hacia adelante (porque "atrás" y "adelante" son categorías temporales, propias de una narrativa tradicional donde la Historia todavía pesa): se disparan más bien hacia otras 'páginas' de la serie, verdadero mundo de mundos paralelos, posibles, coexistentes". Luego agrega:” la fórmula hipernarrativa de Lost, por ejemplo, no se entiende sin este fenómeno por el cual la tele empieza a verse fuera de la tele y empieza a 'robarles' a sus nuevos contextos electrónicos procedimientos y lógicas narrativas". Esto último parece confirmar la tesis de Desmond en su velero al volver inevitablemente a la Isla en el final de la 2da temporada: “estamos atrapados en una bola de nieve y todo es la Isla, no hay otra cosa que esto”. Michael vuelve a la Tierra para darse cuenta de que el lugar de regreso es otro; Jack, Sayid, Kate, Hugo, Ben, Locke, lo siguen en el sentir. La Isla, como no lugar, llena. Y esta Tierra está invadida de la metaficción, con carteles de pistas en las ciudades originarias de los protagonistas Knoxville, Ames, Los Angeles, Seúl, Manchester, Sydney, etc al comienzo de la cuarta temporada, sitios falsos de internet ( la lotería ficticia que ganó Hurley, la aerolínea Oceanic con sus vuelos cancelados), el juego online Find815.com, las remeras de Dharma, los muñequitos y, claro, las finales seis temporadas en dvd. Un resultado positivo al piloto más caro de la historia.
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4 Multiculturalismo

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Si Lost es la serie que inaugura la pluralidad idiomática (el chino, español y hasta latín, luego exportados a otras series como Héroes) y ofrece una mirada multicultural, mire usted, yo no lo sé. La entereza o corrupción de los personajes parece ser inherente a ellos mismos pero condicionada también, en segundo plano, por la política de las geografías. ¿Etnocentrismo? La Isla parece condenar desde una mirada propia morales ajenas y ya se raptaba a quienes, lista mediante, cumplían con los requisitos de “bondad”. No olvidarse también de que los personajes coreanos representan un canto a la demonización de la cultura oriental (ella sometida infiel, él mafioso estricto), que los personajes de color se redimen en la Isla luego de ser traidores y mafiosos, que el iraki resulta torturador y la policía latina gatillo fácil total. Y la Isla como portal redentorio, versión de purgatorio (negada por guionistas) al cual hay que acudir para bañarnos de taras periféricas y saciar nuestro destino de héroe (en cuanto al antecedente del relato heróico, todas las fichas del Héroe la caen a Jack Sheppard, quien se presume líder natural de la Isla).
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Y los guionistas que dicen haber planeado las primeras cinco temporadas (serán seis en final) en una reunión de veinte minutos el primer día que se conocieron y los ex guionistas que afirman que ya hay final desde el comienzo y que la serie es sobre gente que está perdida en sí misma y luego grográficamente y los rumores purgatorio reality show experimento Dharma mente de Hurley se confirman y desean negativos.

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Bajar el capítulo y seguir.

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