martes, 4 de mayo de 2010

Apocalipsis Soundsystem


1
(separador de radio)
Hisopos

Hay soluciones que tienen la técnica del hisopo. Esto es: el hisopo (ése para los oídos, que se compra en cualquier lado) ingresa a la oreja para extraer la cera y termina empujando esta mismísima cera hacia lo más profundo del oído. Sin embargo, la técnica del hisopo es más recomendable que la salvajada de introducir la tapa de la birome bic a modo de pala (no me miren). Bueno, decía: hay soluciones que tienen la técnica del hisopo. Curas que no terminan de curar, puntos medios del entendimiento, técnicas torpes que son testimonio de la compulsión, necesidad y placer de resolver algo.

Pensemos en los curas, aquellos que para que la iglesia no pierda sus posesiones en herencias tienen la obligación al celibato. Este celibato los incita a contactos sexuales pre-avanzados y cuando te querés dar cuenta, miles de casos de pedofilia. O Cobos, que fue el hisopo de Kirchner para pintar pluralismo y luego se volvió oposición. O Kirchner, que fue el hisopo de Duhalde para mantener poder y luego ya todos sabemos.

Olvidarse de una mujer metiendose en problemas con otras veinte, soportar una depresión haciendose adicto al alcohol y a las drogas, resolver un entuerto semántico a las piñas o hacerle una guerra a Vietnam: tales son los hisopos que el hermoso tiempo y el espacio observan con gracia.




2
(originalmente escrito para un grupo selecto de amigos)
Todos muertos

Hay geografías habituales en mis sueños: paradas de trenes extrañísimas, localidades que yo sé que son boulogne, villa adelina, carapachay pero tienen otras formas y otros nombres. Además te desvías una calle y cambió el día por noche (en realidad creo que siempre es noche) y la gente que te acompaña.

Estoy con Panuccio y me dice que me puedo tomar un bondi ahí (una especie de zona extraña) “uh pero ese no viene más”, le digo. “¿El otro bondi por dónde pasa?”. “Detrás de la vía”, me dice, “te acompaño”. No, no, le digo, pero vamos, es de noche, todo tenebroso. Cruzamos y hay una fábrica, entramos con Aven, Malcolm, el Chino, no sé si Guille. Es una especie de José León Suarez, la fábrica abandonada. Hay que ir para abajo y tomamos un ascensor. Me subo al ascensor con El Chino y Malcolm. Malcolm se pone cabeza abajo. El ascensor no arranca. Aven y quizás Guille bajan por las escaleras a mi derecha. Nos reímos todos, está todo bien. De repente el ascensor arranca dejando un hueco, cae de cabeza Malcolm tres pisos, de cabeza, se parte el cráneo y el piso se llena de sangre. Yo me asusto, me entristezco, me pongo loco. Le grito al Chino “pará el ascensor” histericamente porque lo vamos a pisar a Malcolm que, si no está muerto lo matamos aplastándolo. Aven y Guille se ponen locos pero no se puede parar. Se murió alguien cercano nuestro, estamos colapsados. Un amigo tuyo es un pedazo de carne rota. Nos sentamos en un sillón de la fábrica, a pensar. Estamos raros, hay que llamar a una ambulancia pero no se puede. Tenemos que cumplir una misión, no recuerdo cuál. Dejamos de sufrir y de pensar en el cuerpo muerto de Malcolm y de avisarle a la policía, a la ambulancia, a la familia. Hay algo que tenemos que hacer, y que nos absorbe por completo. Luego no recuerdo bien pero hay un tiroteo, una chorra dispara, algo así, veo morir a Aven y al Chino, los cagan a balazos. Yo me quedo así, se despeja la fábrica. Alguien me susurra, creo que es Aven (que ahora está vivo y los muertos son otros), le digo “hay que llamar a emergencias”. Hay un debate para ver qué número es. Llamo y en emergencias atiende un operador. Le digo todos los datos, la ruta, el kilómetro, la fábrica, José León Suarez, esperando el bondi, yo estoy loco. Mandame ya una ambulancia, le digo. Ahí me doy cuenta de que el operador es Guille. Histérico le digo “mandalo ya, hay 3 heridos de muerte, tres amigos (para que sepa que son sus amigos) mandalo, mandalo”. Guille me pasa con una supervisora, una forra. Me dice “¿y usted como sabe que están mal?”, “los veo acá llenando el piso de sangre”, le digo. “Mande ya una ambulancia, ya”, exijo. La supervisora me dice “usted antes de preocuparse por esos supuestos muertos debería cuidar la sintaxis, la gramática de la frase”. Me bardea y yo me enojo como una vieja, “no podés decir eso, estoy en crisis con tres muertos y me hablás de la sintaxis”, le digo, “mandame ya una ambulancia”. “Bueno, mandamos”, me dice con tonito de que no va a llegar nunca. “¿En cuánto tiempo? ¿En cuánto? ¡Se mueren mis amigos!”, exijo. “Media hora” me dice la hija de puta. Corto y trato de ver si hay otro número al cual llamar. Me siento en el sillón y a mi izquierda se sienta Aven. Ahí pienso que menos mal que no murió Aven. Se intentan llamadas, hay tres cuerpos muertos, ya ni sé de quienes, pero sufro, es como que tu vida se partió. Cae un doctor casi en cueros, una especie de Ricardo Fort, al principio no me di cuenta de que era un médico, yo histérico le decía que atienda a los pibes en el piso. “Primero tengo que investigar”, me dice, de manera sobradora. Hace preguntas intrascendentes, habla de hijos y de no sé qué. Dice que para hacer su tarea de médico tiene que cobrar $ 182. Le decimos que es una locura, que es muchísimo. “Si no no hago nada”, dice. Ok, de alguna forma te vamos a pagar. Aven con la voz de Guille le dice “averiguá si tu hijo sale gay como vos”. En un momento, después de un monólogo rarísimo que no recuerdo se decide a atender a los pacientes, me dice (con la voz de Ricardo Fort) “los voy a atender” y aparecen bailarinas en bikinis y bailan alrededor de él y caen papelitos como en el programa de Tinelli y se ponen a bailar. Ahí me despierto casi temblando. Mis ojos no se abren del todo. Está mi novia a mi lado. Es de noche. “Están todos vivos” me digo, con alivio. No puedo creer ese sueño. Me tiro a dormir pero me digo “escribí esto, para no haber sufrido en vano; a la mañana no te vas a acordar”. Busco en la mesa de luz una hoja y una lapicera, no hay nada. “¿qué te pasa?”, me pregunta Mariana, semidormida. “Tuve un sueño: murieron todos”, le dije. “Uh, le prolongaste la vida a varios”, me dice, y se da vuelta para dormir. Me levanto y voy al baño. Ahí hay una lapicera y una hoja. Escribo, mientras meo:

Fábrica José León Suárez
Ascensor cae de cabeza Malcolm
Chorra mueren 2
Llamamos - Guille en SAME
Operadora pelea
Sintáxis
llega médico bizarro - $ 182
Fort - Chicas
me despierto

Vuelvo y no me puedo dormir. Son las 06.30 hs, Mariana se va a las 07 hs. La abrazo y me quedó así, sin poder dormir, hasta que se va, a las 07.15 hs. Me pregunta ¨¿quiénes se murieron?”. “Malcolm, el Chino, no sé”, le digo. Luego me duermo y ahora escribo estos párrafos.

El espacio onírico tiene poco que ver con el literario. Las historias no son buenas, no hay una coherencia. Es más sentimental el sueño, como la vida. Todavía no sé si mi decisión de resucitar a Aven tiene que ver con el lógico amor o con la comodidad narrativa de tener alguien con quien poder afrontar la llamada al SAME -en donde también tengo la comodidad que resultó Guille: como en una historia que se escribe en vivo, los personajes cambian según la utilidad simbólica, la cadena que se tuerce revuelve el pasado a su antojo (¿te suena la última temporada de Lost?). También es simbólica la supervisora del call center que bardeaba la sintaxis y la gramática teniendo a tres amigos muriendose. Es realmente muy revelador acerca de la puta alma que nos rodea.
me despierto




3
(pequeño insulto sobre la moral simbólica)
Juntos por un amiguito

En este álgido momento político se impone la necesidad de la unión, la urgente utilidad de sumar voces y cuerpos y que cada uno desde su lugar haga lo que pueda, ponga su granito de arena y ayude con lo que tenga, para que ese muerto que pide a gritos Morales Sola sea –ya que podemos elegir, ya que es indefectible– el chupapijas del poder llamado Luis Majul (quien, por otra parte, le chupó las medias a Vila como paladín de la libertad de expresión semanas después de que éste echara decenas de periodistas en Rosario). Luis fue siempre el gran pelotudo argentino.

Pero no, flaco, ¿qué me decís? No podés asesinar a nadie. Es contra la moral.

Perfecto, pero podemos introducirnos en esta moral. Una moral que nos brinda leyes y reglas desde donde mirar y después nos vende los anteojos para nublar el árbol y que sea todo bosque. Una moral desde la cual el principal derecho es el de la propiedad privada y en donde se atraviesa el camino en el cual queda mal decir progre (presente) y queda bien decir facho (futuro). Un camino en el cual los derechos son respetables en tanto defensa del ente (capital) y no como servicio del hombre (“ahora vienen con los derechos humanos, que no rompan más con los derechos humanos”). Cuanto menos humano el derecho, mejor (ahora vuelta al primer párrafo del 3, en búsqueda de esa solución que se pisa la cola y que sigue tan linda).



4
(separador de radio)
Idiomatheque


Hay seis mil idiomas y dialectos en el Mundo, que poco a poco se unen y convierten, una mezcla que representa el viaje de la heterodoxia a la ortodoxia del inglés y el mandarín . Las culturas se funden en la cultura del consumo y los idiomas se prestan a la orgía de solamente agregar un par de palabras al Inglés o al antedicho mandarín. El lado lunar de la oscuridad: del latín se pierde información y patrones en cada muerte llamada traducción. La traducción es un cambio asesino y así como el hombre es el asesino del niño, son las mismas letras transfiguradas las que ocultan un contenido. Una letra, traducida, es otra.

¿Qué otras muertes tienen un mismo traje? El tiempo y el espacio observan y sirven a la causa. La fama asesina el concepto de la obra, los números de un ordenador dan la orientación del arma, cada elección derriba la posibilidad total y completa de acción. Todo deseo es un marco y toda relación es un límite. El desgarramiento del mundo que no fue, otra plaga de lo que nos hacemos cargo, con úlceras, canceres y tirarse de un puente de Panamericana porque no borraste el historial del MSN.

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