“Hay días en que no extraño para nada mi memoria… La mayoría, de hecho. Es como saber que fuiste un hijo de puta en tu Vida Previa, y entonces alguien te dice que trates de no aullar más cuando duermes. La cosa empieza a asustarte…”
(Hunter S. Thompson, Mescalito, Seix Barral Únicos, pág. 11, Traducción de Juan Forn.)
1. Noticias
La mala noticia de la semana: Stephen Hawkins, de ahora en más llamado “uno de los boludos más grandes de la historia”, en una conferencia por los 50 años de la NASA reivindicó el genocidio colonizador europeo eufemizmado “descubrimiento” y, al mismo tiempo, como quien no quiere la cosa, dijo que hay que seguir derrochando fortunas en la carrera espacial. Según él “se debe poner en esa carrera la misma ambición que puso Cristóbal Colón en su llegada a América, en 1492”. (Esto lo dice “el diario que desinforma” y, mainstream como soy, lo cito.)
La buena noticia de la semana: Internaron a Gerardo Sofovich por una descompensación.
Actualización: 23-04, buen día de noticias: Videla quedó detenido y despenalizaron el consumo de drogas.
2. Qué Perón

Y Perón que siempre vuelve. Perón figura mundial, ¿qué Perón querés? El pro eje, el embajador militar que visitó con babas a Mussollini y Hitler que pegó en el palo, sí, cómo no, entren, éste es su país, ahí al sur, sí, por favor. Perón ministro e ídolo popular, copar la Plaza, antes de D´Elía; redistribuír, Estado de Bienestar, keynesianismo, capitalismo anti comunismo, ahora ya no hay segunda fuerza, mirá vos, se viene el neoliberalismo, pero eso después, tiempo después. Antes nos vamos rápidos, teniente sin guerra y con ejércitos en la calle; a Madrid a recibir a Galimberti, ustedes banquen allá que después llego yo y los echo de la plaza, mientras Lopecito me arma las a, a, a.
Todos Perón Perón.
Perón, al fin y al cabo, es el ejemplo de la Verdad inaccesible. En Perón cada quien ve lo que quiere ver. Es la subjetividad corporizada (aunque algún kantiano kantista me dirá, con razón que todas las cosas lo son) y por eso, porque la subjetividad termina constituyendo una creación del deseo es que Borges tenía razón. El Peronista es incorregible porque la subjetividad, el fanatismo, es incorregieble. Y el antiperonista idem.
3. La moda

Norberto Napolitano lo advirtió hace tiempo: “la moda pasa de moda porque es moda”. Ahora es flequillo, pegado a la cara, accesorios tecnograsas, glam de país periférico y pantalones chupines. Y luego esperar un lustro y cambiar. Cambiando siempre.
El ejemplo es Cerati, y sumaría a Bosio y Alberti. Una foto de cualquiera de ellos en el `88 es un ejemplo de ridiculez. En el `92 también. Y posteriormente, siguiendo, hasta esta última tapa de Rolling Stone que, si hoy es ridícula, imaginen en diez años.
Esclavización del ser por el consumo.
4. : ¿El tiempo convierte la ontología en nihilismo?
Tres páginas, tres personajes.
Primero arrojar al tacho de basura lo escrito, lo nefasto, para, acto seguido de mayor importancia, asesinar el ser de los personajes. Un momento significativo de nada misma; lo que sucedió fue nada y el hecho de testimoniar la nada, peor. Por inútil, por estéril.
El bollo-símbolo de servilleta nada, negras letras sobre blanco espacio y pensar entonces en los condicionantes de la obra. De ésta obra, éstas letras; ontológica obra producto del fracaso/asesinato anterior. Esta obra ésta posible fracaso condicionante de un escrito futuro o, mejor peor, esta obra ésta fracasando y no generando nada. Una vacía tarde de otoño de un vacío pasado de ningún tiempo que si sucedió o no, no importa, no existe.
No existe.
No existe la hoja-servilleta, ni la mano escribiente, mano de pliegues y de huellas, de cortes y de sexo; no existen las letras negras ni el trazo fino; no existe el pensamiento ni el recuerdo.
Abda R`ha se levanta de su cama, acabada la meditación matutina. Camina unos pasos. Le da el único beso a su esposa y luego la asesina. No existe.
Norman Cault se despierta en prisión. Repite una oración desconocida. Muere. No existe.
Michel Foucault dicta dos conferencias sobre Kant y la Aufklarung, en mil novecientos ochenta y tres y en mil novecientos ochenta y cuatro. Dos editores la traducen al castellano y se editan por las Ediciones de la Piqueta, en Madrid, España, en el mes de marzo de mil novecientos noventa y seis. Al volumen se le adjuntan un prólogo de los editores y otras dos conferencias de Foucault, dictadas en mil novecientos setenta y nueve. Una sobre la razón considerada como una de las bellas artes y otra sobre el intento de una crítica de la razón política.
El libro tiene una hermosa tapa amarilla y verde y reviste una importancia particular puesto que es el resultado de una tercera etapa del nihilismo materializado y ascendente.
El primer hombre, Abda R´ha, comete el crimen. El segundo, Norman Cault, paga la condena. Es Foucault, esas ocho letras, quien los redime. Él escribe sus historias, letras negras sobre blanco espacio, trazo fino sobre una inevitable servilleta-hoja-símbolo de 23,5 cm por 6,3 cm. El espacio recibe sus letras y Foucault arroja luego la servilleta al cesto de basura.
Un segundo después comienza tomando notas sobre lo sucedido, sobre la nada sobre la nada, mano escribiente de dígitos inexistentes, tinta de trazos finos de nada. Y ahí entra Kant. Y sigue con Kant.
El ejemplo es Cerati, y sumaría a Bosio y Alberti. Una foto de cualquiera de ellos en el `88 es un ejemplo de ridiculez. En el `92 también. Y posteriormente, siguiendo, hasta esta última tapa de Rolling Stone que, si hoy es ridícula, imaginen en diez años.
Esclavización del ser por el consumo.
4. : ¿El tiempo convierte la ontología en nihilismo?

Primero arrojar al tacho de basura lo escrito, lo nefasto, para, acto seguido de mayor importancia, asesinar el ser de los personajes. Un momento significativo de nada misma; lo que sucedió fue nada y el hecho de testimoniar la nada, peor. Por inútil, por estéril.
El bollo-símbolo de servilleta nada, negras letras sobre blanco espacio y pensar entonces en los condicionantes de la obra. De ésta obra, éstas letras; ontológica obra producto del fracaso/asesinato anterior. Esta obra ésta posible fracaso condicionante de un escrito futuro o, mejor peor, esta obra ésta fracasando y no generando nada. Una vacía tarde de otoño de un vacío pasado de ningún tiempo que si sucedió o no, no importa, no existe.
No existe.
No existe la hoja-servilleta, ni la mano escribiente, mano de pliegues y de huellas, de cortes y de sexo; no existen las letras negras ni el trazo fino; no existe el pensamiento ni el recuerdo.
Abda R`ha se levanta de su cama, acabada la meditación matutina. Camina unos pasos. Le da el único beso a su esposa y luego la asesina. No existe.
Norman Cault se despierta en prisión. Repite una oración desconocida. Muere. No existe.
Michel Foucault dicta dos conferencias sobre Kant y la Aufklarung, en mil novecientos ochenta y tres y en mil novecientos ochenta y cuatro. Dos editores la traducen al castellano y se editan por las Ediciones de la Piqueta, en Madrid, España, en el mes de marzo de mil novecientos noventa y seis. Al volumen se le adjuntan un prólogo de los editores y otras dos conferencias de Foucault, dictadas en mil novecientos setenta y nueve. Una sobre la razón considerada como una de las bellas artes y otra sobre el intento de una crítica de la razón política.
El libro tiene una hermosa tapa amarilla y verde y reviste una importancia particular puesto que es el resultado de una tercera etapa del nihilismo materializado y ascendente.
El primer hombre, Abda R´ha, comete el crimen. El segundo, Norman Cault, paga la condena. Es Foucault, esas ocho letras, quien los redime. Él escribe sus historias, letras negras sobre blanco espacio, trazo fino sobre una inevitable servilleta-hoja-símbolo de 23,5 cm por 6,3 cm. El espacio recibe sus letras y Foucault arroja luego la servilleta al cesto de basura.
Un segundo después comienza tomando notas sobre lo sucedido, sobre la nada sobre la nada, mano escribiente de dígitos inexistentes, tinta de trazos finos de nada. Y ahí entra Kant. Y sigue con Kant.