martes, 3 de junio de 2008

ESCRIBIR TODO SEGUIDO ES GRATIS

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1. El destino y la muerte
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19.15 HS COMENZANDO a escribir se supone que uno resuma y renueve su ser de símbolos aunque sea absolutamente en vano y sea sólo raza extendiéndose, viniendo para procrear y que al fin y al cabo qué moral ni qué nada el más impositivo se impone cuestión de genética en las veces de atracción, sí, por ahí naciste para el ojete y la cadena de causalidades no te permiten gran cosa pero tenés cierta suerte y armonía visual, hablamos de centímetros aquí y allá y quizás no te maquinás tanto y te fuinciona todo, está bien, no tenés misterio y sos bastante obvio, pero te la jugás y con suerte la pegás en algunos lugares, estamos hablando de conquistar el Asia y cosas así. Cosas del destino del hombre, de esa discusión acerca del destino y demás demases. Viendo al gran Bill murray decir: “Today is tomorrow” en esa gran película que es Hechizo del tiempo (THE GROUNDHOD DAY, Harold Ramis, 1993) se me sigue apareciendo el tema del destino. En dicho film, nuestro admirable y siempre resacoso Bill se despierta cada día en el 2 de febrero, en Punxsutawney, Pennsylvania. La vida es, al mismo tiempo, sucesión y simultaneidad. Es un sólo día, pero a nivel convencional. Nosotros vivimos no sólo el mismo día sino el mismo segundo, si no fuera porque no existen días ni segundos, pero Bill, para peor, los vive, y dentro de una convención. No sólo despierta el 2 de febrero sino que vive atrapado en un pueblo, en una festividad y en una red de relaciones que le recuerdan la esclavitud. Lo importante es que Bill, en ese día perpetuo, encuentra un anciano pordiosero y lo lleva a una clínica; el anciano muere. Al otro día lo busca por la mañana y lo alimenta. Aún así el anciano muere. O sea que el punto Zeta está escrito y no podés escapar. Esto se ve también en el cuento “El gesto de la muerte” de Jean Cocteau en donde un joven jardinero se cruza a la muerte haciéndole un gesto de amenaza y parte, temeroso, a Ispahan. Más tarde, el comenzal que le presta las caballos para que huya se encuentra con La Muerte y le pregunta por qué amenazó al joven. La Muerte responde: “No fue un gesto de amenaza sino de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan". Y, claro, esto sucede también en el embudo de homenajes Lost donde, dicen las teorías, están viviendo no ya 2004-2007 sino 1991, en una magnética isla de conciencias y embudo de destinos. Charlie, acaso el protagonista más imbécil de toda la serie (shame on you, moralidad norteamericana que nunca pero nunca un heroinómano copado), usa simbologías que avisan del destino (“fate” dicen accesorios en sus manos) y termina muriendo inevitablemente luego de haber sido salvado por Desmond David Hume en numerosas ocasiones (no es casual que éste último tenga el homónimo del filósofo escosés rastreador de causalidades). En fin, en la isla de Lost, y para beneplácito de los guionistas, el destino corrige los eventuales errores y encarrila todo hacia determinado fin. Hay destino allí, hay un punto Zeta, queda en el 2009 y faltan 26 episodios para él.
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Yo, por supuesto, no creo en el destino. Cualquiera que haya diagramado un plan de acción sobre un tercero (ahora mismo puedo crear un personaje, llamémoslo Alain) sabe que la voluntad del caos se desentiende de planes y que, pese a haber una inercia de acciones (agigantada por la rutina y las costumbres y morales), todo se termina yendo al carajo. Claro, el destino ha ejercido nefastas consecuencias, desde el determinismo calvinista, propiciante de genocidios, las dionisíacas ideas del espacio vital, la sangre de Dios de toda monarquía, las religiones y todas esas boludeces; el tema del destino, investir de sentido directamente, dar a otro lo que falta en uno. Creer en la suerte, la Kábahla (or como se escriba, don`t go google) y alguna que otra progresión numérica escuchando ruidos extraños y moviendo la copa. Quizás todo eso sea cierto.
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En cuanto a eso, Racing Club. Racing estaba mal, no ganaba un campeonato hacía como treinta años, despertaba pena y sólo se mantiene en la lista de “grandes” porque los humoristas son sus simpatizantes. Entonces hizo una suerte de “lavaje” espiritual, hicieron un rito en su cancha, exorcizando a troche y moche, sacando espíritus malignos y fuerzas oscuras y al tiempo sale campeón. Utilizaron fuerzas del “más allá” y les funcionó pero luego se da vuelta la tortilla y están a tres puntos del descenso directo. Eso es tener una cierta causalidad metafísica, estar condenado a pasarla como el orto, condenados a caer como la clase según Marx, que cuarenta arbitrajes te perjudiquen, que te administren vaciadores, que esas causas generen la consecuencia de contaminarte de miserabilidad en todos tus poros, la pobreza que te carcome, generar antipatía por pobreza espiritual y física… En fin, sabrán que ya no hablo sólo de Racing pero volviendo a la primerísima persona que descreía del destino, creo, yo, que te firmo un lavaje de esa manera. Quizás algunas miserabilísimas personas merezcamos, en esta nada vacía, donde los colectivos ya pasaron de a tres juntos y los grados bajan, donde las máquinas se rompen y todo se desvanece, decíamos, con todo eso, merezcamos por lo menos un campeonato. Antes de descender directamente, y teniendo como último destino un inevitable patetismo, tener en algún momento un seis meses de éxito, un “algo” que levante. Un quince minutos, como quien dice.
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Pero no. Mejor no hablar de ciertas cosas.
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2. El hartazgo de la raza humana
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19.46 hs. Siguiendo escribiendo todo de seguido en un acto de paro hartazgo de la raza humana sólo con Spinetta sonando en la radio y bajando la película de Miyasaki del Castillo, ayer me dormí viendo la anterior, El Viaje de Chihiro, película que en varios momentos me sacó de las casillas pero los domingos yo estoy particularmente saqueable y desde luego mi cuerpo, sobrio o dado vuelta, lo mismo da, no duerme, sábados o domingos, más de cinco horas y lo peor es el domingo a la noche, terrible, duele de sólo pensarlo, tocarse como mil veces para generar una suerte de desmayo inevitable que cualquier ruidito convierte en lucidez obligada, un clima de mal humor espiritual, todos dándose cuenta de que la vida es una maldita mierda dirigida por otros que tampoco están viviendo y Chihiro en medio de esa depresión haciendo cualquiera ya me saca. Luego vi una película genial para ese momento, Grace is Gone (James Strouse, 2007), un bajón absoluto deprimente y profundísimo sobre un tipo que queda viudo cuando su mujer es muerta en la invasión de EEUU a Irak. El tipo, en este caso personificado por un increíble y premiado John Cusack, no puede decirle a las hijas pequeñas que su madre murió y decide viajar para llevarlas a un parque de diversiones. La película es increíblemente intensa y absolutamente profunda y tiene un silencio que te adentra más y más todo el tiempo. Domingo, depresión y silencio es demasiado, yo acostado en sillón de tres plazas, menos mal que a mi siniestra tenía el teclado Yamaha con foto de Angelina Jolie by Lachapele y Marlon Brando en Apocalipsis Now y tocaba una sucesión de acordes deprimentes, creo recordar un re mayor y menor cambiando a sol y luego do, ahora que lo recuerdo no suena tan deprimente pero la lentitud, nene, te deprime… Lo grabé y quizás pueda subirlo pero no creo porque es demasiado. (Ahora mismo suena en la radio Nick Drake y Gillespi dice que él y Chet Baker están unidos por la heroína y qué suerte que los opiáceos no llegan a Villa Adelina o quizás…) Ya son las 08.05 p.m., post mortem y para quién canto yo entonces todo esto pero recuerdo que también ví, el sábado creo, la última de Woody Allen, Cassandra`s Dream, que es una suerte de reverso de Match Point, una versión lado b en donde no todo sale bien y la suerte, ese punto de causalidades del que venimos hablando y no, se impone de todas maneras. La película es la clase de películas que uno no querría hacer a los 72 años. Parece que Woody ya está perdiendo el humor y el tiempo futuro y se vuelve Dostoyevskiano.
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Por otro lado, no quiero dejar de hablar de la genial última canción de Morrisey, "All you need is me" (Morrisey, quien ya nos tiene acostumbrados a quejarse de sus parejas, que sólo le dicen que lo aman cuando están borrachos, que se van a hacer cualquiera y largos etcéteras de cualquier disco) y más esta versión de un gay genio que la subió a youtube poniendo imágenes del novio o de él mismo dedicadas al novio. En fin, no está muy claro y tampoco me detuve mucho en el universo visual más que nada porque escuchar dos acordes de ese tema tan Pearl Jam me hace ponerme a saltar en dos metros cuadrados, entre el sillón de tres plazas y el de una con el Yamaha Jolienizado esperando mi mano con dedo gordo en re, dedo del medio en fa # y anular en la para comenzar con la melodía deprimente que está grabada bajo el nombre de “Grace is gone re lam do”. Ya hace una hora que estoy escribiendo sin borrar una sóla coma, como cuando los beatniks escribían en máquina de escribir obviamente sin poder cambiar nada o en rollos y a eso le llamaban estilo, ¡genial! Me dan ganas de leer un libro de Henry Miller, o de que termine de bajar Indiana Jones, todo cultura, no hablar de otra cosa, hartazgo de la raza humana, nada bueno puede salir de allí. (Y lo peor de todo es que puede parecer que lo único que hago es ver películas pero lamentablemente no, hay toda una vida no simbólica detrás.) Seguimos con películas, también vi Persépolis (Vincent Paronnaud, Marjane Satrapi, 2007), lindo film de animación que te deja con ganas de más pero abstenerse de verla con una chica porque al ser una película feminocéntrica está absolutamente llena de juicios morales acerca del hombre y, en mi caso por lo menos, soy culpable en todos esos juicios. 20.27 hs, ¿a qué hora comenzó esto? Hace hora y quince minutos.
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Indiana va por el 41 % de la bajada y El castillo de Miyasaki por la parte 5 de 8. Yo ya creo que voy a subir el texto sólo para justificar esta horita dalmasso que podría haber dedicado a terminar de una vez Crítica de la Razón Pura de Kant o a practicar escalas en piano o grabar voces y músicas con los programas de audio... (...paro para comer hasta 21 hs)
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3. Los modos
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21.11 hs. Por favor espere 43 segundos, me dice Megaupload, bastante gauchito él, que permite, con sólo enchufar la josé barrita Megaupload en tu explorer, descargar sin tener que conectar y desconectar, conectar y desconectar, conectar y desconectar. Justo escucho un audio de Peña hablando una hora del stress y de desconectarse, escapar una semana a Uruguay, Free download. Pienso que un blog, si ha de ser alguna cosa, debería ser esto. Es medio patético pero formidable, y su única función es exteriorizar sin el trabajo de sostenerse desde una altura intelectual opresora. Basta de psicoactivos. Leo en la pared “Usted está aquí (o quizás sólo su ser) ontológico ser 0% azúcar” escrito en una letra que denota ya un estado de conciencia y vuelvo al tema de el blog, en tanto medio. Medio entre inacción y acción, medio entre un esbozo irreproducible y ensayo/trabajo serio, medio éntre la supuesta comunicación y la probable incomunicación. Al final no tiene sentido alguno y es cierto que no está tan bien visto pero en plan hacer y ya con fobia humana que llega hasta el msn, es todo un paso adelante. Trece renglones de Word son diez minutos de reloj, ya 21.21 hs. Alguien corregiría el texto buscándole una salida laboral y otro ni lo publicaría. En ese medio está todo esto, en lo cualquiera total.
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Poco tránsito, en general. Poca gente, los subtes no están demasiado repletos. EN cuanto avance la hora, esto empezará a cambiar.
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No, de ninguna manera.
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21.26 hs. Elegir fotos y subir todo esto para que nada pase. Positivo.
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Alain se acerca a la ventana del piso 11.54.654 y se deja caer. Bill Evans mira al baterista y se manda la sucesión re, lam, do. Nada altera nada.

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