1. El destino y la muerte
-19.15 HS COMENZANDO a escribir se supone que uno resuma y
renueve su ser de símbolos aunque sea absolutamente en vano y sea sólo raza extendiéndose, viniendo para procrear y que al fin y al cabo qué moral ni qué nada el más impositivo se impone cuestión de genética en las veces de atracción, sí, por ahí naciste para el ojete y la cadena de causalidades no te permiten gran cosa pero tenés cierta suerte y armonía visual, hablamos de centímetros aquí y allá y quizás no te maquinás tanto y te fuinciona todo, está bien, no tenés misterio y sos bastante obvio, pero te la jugás y con suerte la pegás en algunos lugares, estamos hablando de conquistar el Asia y cosas así. Cosas del destino del hombre, de esa discusión acerca del destino y demás demases. Viendo al gran Bill murray decir: “Today is tomorrow” en esa gran película que es Hechizo del tiempo (THE GROUNDHOD DAY, Harold Ramis, 1993) se me sigue apareciendo el tema del destino. En dicho film, nuestro admirable y siempre resacoso Bill se despierta cada día en el 2 de febrero, en Punxsutawney, Pennsylvania. La vida es, al mismo tiempo, sucesión y simultaneidad. Es un sólo día, pero a nivel convencional. Nosotros vivimos no sólo el mismo día sino el mismo segundo, si no fuera porque no existen días ni segundos, pero Bill, para peor, los vive, y dentro de una convención. No sólo despierta el 2 de febrero sino que vive atrapado en un pueblo, en una festividad y en una red de relaciones que le recuerdan la esclavitud. Lo importante es que Bill, en ese día perpetuo, encuentra un anciano pordiosero y lo lleva a una clínica; el anciano muere. Al otro día lo busca por la mañana y lo alimenta. Aún así el anciano muere. O sea que el punto Zeta está escrito y no podés escapar. Esto se ve también en el
cuento “El gesto de la muerte” de Jean Cocteau en donde un joven jardinero se cruza a la muerte haciéndole un gesto de amenaza y parte, temeroso, a Ispahan. Más tarde, el comenzal que le presta las caballos para que huya se encuentra con La Muerte y le pregunta por qué amenazó al joven. La Muerte responde: “No fue un gesto de amenaza sino de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan". Y, claro, esto sucede también en el embudo de homenajes Lost donde, dicen las teorías, están viviendo no ya 2004-2007 sino 1991, en una magnética isla de conciencias y embudo de destinos. Charlie, acaso el protagonista más imbécil de toda la serie (shame on you, moralidad norteamericana que nunca pero nunca un heroinómano copado), usa simbologías que avisan del destino (“fate” dicen accesorios en sus manos) y termina muriendo inevitablemente luego de haber sido salvado por Desmond David Hume en numerosas ocasiones (no es casual que éste último tenga el homónimo del filósofo escosés rastreador de causalidades). En fin, en la isla de Lost, y para beneplácito de los guionistas, el destino corrige los eventuales errores y encarrila todo hacia determinado fin. Hay destino allí, hay un punto Zeta, queda en el 2009 y faltan 26 episodios para él.
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Yo, por supuesto, no creo en el destino. Cualquiera que haya diagramado un plan de acción sobre un tercero (ahora mismo puedo crear un personaje, llamémoslo Alain) sabe que la voluntad del caos se desentiende de planes y que, pese a haber una inercia de acciones (agigantada por la rutina y las costumbres y morales), todo se termina yendo al carajo. Claro, el destino ha ejercido nefastas consecuencias, desde el determinismo calvinista, propiciante de genocidios, las dionisíacas ideas del espacio vital, la sangre de Dios de toda monarquía, las religiones y todas esas boludeces; el tema del destino, investir de sentido directamente, dar a otro lo que falta en uno. Creer en la suerte, la Kábahla (or como se escriba, don`t go google) y alguna que otra progresión numérica escuchando ruidos extraños y moviendo la copa. Quizás todo eso sea cierto.
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Pero no. Mejor no hablar de ciertas cosas.
-2. El hartazgo de la raza humana
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Por otro lado, no quiero dejar de hablar de la genial última canción
de Morrisey, "All you need is me" (Morrisey, quien ya nos tiene acostumbrados a quejarse de sus parejas, que sólo le dicen que lo aman cuando están borrachos, que se van a hacer cualquiera y largos etcéteras de cualquier disco) y más esta versión de un gay genio que la subió a youtube poniendo imágenes del novio o de él mismo dedicadas al novio. En fin, no está muy claro y tampoco me detuve mucho en el universo visual más que nada porque escuchar dos acordes de ese tema tan Pearl Jam me hace ponerme a saltar en dos metros cuadrados, entre el sillón de tres plazas y el de una con el Yamaha Jolienizado esperando mi mano con dedo gordo en re, dedo del medio en fa # y anular en la para comenzar con la melodía deprimente que está grabada bajo el nombre de “Grace is gone re lam do”. Ya hace una hora que estoy escribiendo sin borrar una sóla coma, como cuando los beatniks escribían en máquina de escribir obviamente sin poder cambiar nada o en rollos y a eso le llamaban estilo, ¡genial! Me dan ganas de leer un libro de Henry Miller, o de que termine de bajar Indiana Jones, todo cultura, no hablar de otra cosa, hartazgo de la raza humana, nada bueno puede salir de allí. (Y lo peor de todo es que puede parecer que lo único que hago es ver películas pero lamentablemente no, hay toda una vida no simbólica detrás.) Seguimos con películas, también vi Persépolis (Vincent Paronnaud, Marjane Satrapi, 2007), lindo film de animación que te deja con ganas de más pero abstenerse de verla con una chica porque al ser una película feminocéntrica está absolutamente llena de juicios morales acerca del hombre y, en mi caso por lo menos, soy culpable en todos esos juicios. 20.27 hs, ¿a qué hora comenzó esto? Hace hora y quince minutos.
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Indiana va por el 41 % de la bajada y El castillo de Miyasaki por la parte 5 de 8. Yo ya creo que voy a subir el texto sólo para justificar esta horita dalmasso que podría haber dedicado a terminar de una vez Crítica de la Razón Pura de Kant o a practicar escalas en piano o grabar voces y músicas con los programas de audio... (...paro para comer hasta 21 hs)
-3. Los modos
-Poco tránsito, en general. Poca gente, los subtes no están demasiado repletos. EN cuanto avance la hora, esto empezará a cambiar.
-No, de ninguna manera.
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21.26 hs. Elegir fotos y subir todo esto para que nada pase. Positivo.
-Alain se acerca a la ventana del piso 11.54.654 y se deja caer. Bill Evans mira al baterista y se manda la sucesión re, lam, do. Nada altera nada.