martes, 12 de agosto de 2008

Más Carpe Diem que rendirse no hay

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1. La bandera de nuestra nación es blanca
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Lívido silbido desde camión, cuyo móvil culo receptáculo responde aguzando el oído ante posible ulterior propuesta, hembra presa en estado de recepción de silbido lívido, mirando para abajo, avanzando más rápido, más aguda ella, sin ver o quizás viendo sólo un poco, para depositar la fantasía futura en un compartimiento inofensivo del pasado mientras, ¡ahora!, el peligro del silbido saliva propuesta del no, le llega, tajante, ávido, brutal.
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El silbido del camionero a la joven ganando la calle, silbido no desde un principio; gesto de negación, rendición: cañón que dispara convirtiéndose en un blanco trozo de seda; bordado de paz que disfruta convirtiéndose en la aceptación de la frustración; la paz renovada del hasta aquí, más no puedo y no es culpa mía.
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El silbido lívido del camionero, dirigido menos al receptáculo de culo móvil naturalmente lujurioso desde afuera que a compañero de mate viaje sueldo asiento, de camión, de trabajo, yerra en su cometido natural y el objetivo sujeto responde, desde la cercanía ideológica y cultural –la mujer presente–, desde un ¡sí! cúlico y ya inmóvil, desde un receptáculo en esencia y con un quiero vale cuatro de mirada sensacionalista y roja y le responde, de ella hablamos, “¿querés hacer algo?”.
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Hombre de silbido bandera blanca, ahora pensando en la tropa que reúne para pelear esa guerra a la que ya se había rendido, y mirando a compañero semental suplente, retruca frases decisivas y letales.
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Antes, se suicida.
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2. Oficina
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Desgrabación 15-07-2008:
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Es una tranquilidad entonces el NO rotundo y final, la negación llave y trabas de puerta de “no pasarán”, que despiertan una concresión de pura paz; suspiro.
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“No” es la palabra; el dueño ahora presente, de esta negación, puede utilizarla a su gusto, siendo bendecido por una sustancia llena de sentido, que invita al rendirse, y que tiene el llanto de lo inevitable. Uno se queda absorto y golpeado, más por el miedo a la vuelta de ese deseo, frustrado y frustrante, que a su caída estrepitosa.
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Solo, en asiento de colectivo y tranquilo, en paz, en pleno uso de la confianza en la autoconciencia y creyendo en esa realidad que, por golpe, debe existir.
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—Ah —suspira Gnivas. Apaga el grabador y deja de mirar al mundo como ajeno objeto ovra.
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Sopla, muy lentamente. Casi calmo.
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Ya se desligó de simbólicas prisiones en las diez cuadras hablándole al grabador, yendo del saludo del carnicero a los empleados de la panadería, a las bolsas de basura de los pooles de soja dentro del cajero automático del banco, circulando por diez cuadras de repartidores de las ocho de la mañana en puertas de supermercados, hablando y recibiendo un segundo del juicio de la gente, un instante de objeto al sujeto.
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Suspira nuevamente.
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Está tan relajado y tranquilo que no se le ocurre ni sonreír, desea no cruzarse a nadie, demasiado cansado para hablar, pronto de una tranquilidad impenetrable, escribiendo en el colectivo, en el último renglón, todas las letras ilegibles y pensando por qué no sacó de su casa el grabador.
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Está a punto de largarse a llover.
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3. Desgrabación interna
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Xakio no queda lejos, hablamos de tres metros más, una noche sin quilombos, contamos con los que cuidan, no hay ningún empleado adentro, no le cagamos la vida a nadie, tres metros nomás. Pensá que Norbert hoy mete lo que falta, el cableado de luces, los guantes, limpiar, la madera para el túnel, los pasaportes, los pasajes. ¿Vos ya arreglaste con Garay por lo de la camioneta? ¿Patente falsa, todo? Listo. ¿Lleva las armas o al final no? Ok. ¿Y qué dice German? Sí, bueno, él tenía la cosa, ¿no? En último caso me avisa y nos bajamos. Sí… no, acá todo bien, qué sé yo. Ya vamos por la última noche, las luces puestas, el arquitecto éste que trajo Garay que dice que con el túnel todo bien, la salida bien, ningún vecino dijo nada, sólo ver a albañiles en local cerrado, ni siquiera ven al banco en la misma cuadra… ni piensan que queda detrás… No, todo bien. Igual… todo bien con el túnel y toda la bola pero yo si no recibo la confirmación de Germán, no, en serio te digo: yo si Germán no da el ok… punto, loco. Conmigo no contás.
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4. Acto de presencia.
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Me llama el editor y me dice que soy un hijo de puta y que estuvo bien el encuentro inventado en un escrito. Un inexistente encuentro de nosotros dos, él editor productor dealer, yo pre-prof, ante mercado.
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—Sobre todo —agregó— por el detalle de las macetas y la sala al final de un patio, lo cual es inverosímil por donde se lo vea. Pero bueno…
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Aburridísimo por diseccionar una historia en leyes, por hacer de algo sensual una institución, por convertir el amor en una sucesión de códigos semánticos, verbales, legales, gramáticoscales. Diseccionar a la mujer para tener sexo con su brazo.
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—Bueno —sigue—, estuve leyendo un poco y hay que ver un par de cosas en la estructura.
Trato de que no se note el aburrimiento y comienzo un párrafo de particulares particularidades del universo del texto: gravedades diferentes, alteraciones en la distorsión de la piel por la inercia y/o cumplimiento de dichas leyes, normas morales menos mundanas, tecnologías de eyelite, arquitecturas y etcéteras.
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No: interrumpo. Adverbios, splots, cambios de ritmos. Tonos, tiempos verbales, cruces, intertextos. Esclavitud.
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—¿Querés tomar algo? —quería que preguntara. Nunca lo hizo. Había una mesada con bebidas blancas baratas y algún mainstream de más de treinta pesos.
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—Bueno: hay que trabajarlo. Tenés tiempo igual, eh. Sacamos dos ediciones ahora de otros autores; preparamos la línea editorial. Otras dos en septiembre y para febrero sacamos la tuya… ¿llegamos para ese momento, no? Corregida, con diseño, todo bien.
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Suspiré, aliviado. Observé las hojas en blanco, las botellas vacías, el patio.
Me quedé en casa.
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5. Esperando que el artista vuelva
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Asunto: "20 de enero, esa piensa el Doctor es la fecha del Nacimiento de Mi Hijo!‏"
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De: Martín Bustos (bmab29@hotmail.com)
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Enviado: domingo, 31 de diciembre de 2006 04:24:56 a.m.
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Iba a tratar de ponerme en la piel de un dipsomaníaco pero se me hace imposible.
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Recibí una crítica muy favorable hace un rato de unas líneas que escribí (no blancas, soleadas diría yo), el mejor disparador. Libación del esfuerzo. Gratificante.
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Mis saludos, mis felicidades, les dejo estas palabras, que por supuesto no son mías, sino de un asmático francés que vivía encerrado en una habitación forrada en corcho, Marcel Proust, ahí va:
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"La enfermedad por sí sola nos lleva a percibir y a aprender, y nos permite llevar a cabo el análisis de los procesos que de otro modo desconoceríamos por completo. Sufrimos, luego pensamos." Felicidades, apaguen sus celulares una hora y festejemos la incomunicación electrónica.
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Ensalzemos los lazos cercanos y personales, gritemos desbocados verdades eternas al cielo y despreciemos modismos inconducentes!
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7 comentarios:

meridiana dijo...

volvimos a la senda, que en su caso nunca es para encontrarse sino para perderse (y en buena hora)

luego de alguna abulia post-alco-hol (lea jol)se ven estos objetos del deseo, por ejemplo esa desgrabación oficina, NO, NO Y NO dice también Amy en Rehab o
el editor entre patios y macetas inventadas que encima, ni trago convida (ay la sed, el desierto, la sed).

"sufrimos, luego pensamos" y sí...

saludos

Lilián

natalia dijo...

Terrible acto de presencia, y lo interno se desgrava y se diluye como tinta china, oscura.

Roma dijo...

"Diseccionar a la mujer para tener sexo con su brazo"
frases lisergicas si las hay.

Arqueck dijo...

Muchachos, una foto mía primer plano en facebook ya tiene 13 comentarios, ¡una foto primer plano de mi face!

Aceptémoslo, blogger murió.

meridiana dijo...

Sí aceptémoslo,ni le digo si postea alguna vez 10 maneras de putear al colectivero del 101 a las 8 de la matina, ni le digo si sólo pone un par de tetas.
se trata de "falhar boludeces"

La pregunta es ¿qué hacemos con el cádaver?

yo lo pongo en cruce territorial, por los 13 comentarios a su foto

Saludos

Lilián

Arqueck dijo...

Excelente. Y ahí esta la discusión real. Discusión entre complejidad y diseño de obra, consecuente elitista, con la vida dedicada y absorbiendo todo, o lo contrario, la vida plena y pura, ochenta comentarios banales sin obra pero experiencia ¿vacía? ¿torpe? Pero experiencia. Vivir para vivir.
Como el caso de Nietzsche y el volcán sin testigos.

El post anterior se trataba de eso, y también otro sobre un film y sobre Bob Dylan. Digo: es una discusión infinita y es mejor estar de los dos lados. Porque vamos a morir. Y rápido. Y vacíos. Y nada de lo que hayamos hecho va a ser recordado. Vivimos para extender la especie y nada más. Lo que viene después, para el mí que escribe, es lo que vino antes. Nada de conciencia. Nada de infinito, para atrás y para adelante.

Entonces un nivel de complejidad, un salto de conciencia, abre pero cierra. La dignidad, en marco capitalista, te cierra a la experiencia. Abre una habitación pero te cierra dos discotecas, por poner una imagen torpe.

En la tensión de esa discusión cada cual se mueve. Porque cierta comprensión de que el ápice vertiginoso del tiempo, el ahora, es lo único que nutre, lleva a toda experimentación. Repito: porque queda poco tiempo. Y entonces, con esa lógica, es mejor el perjuicio físico y moral. Son mejor 13 comentarios de facebook que cero dialécticas que dos vidas de alguien que se murió.

Y no.

Es uno de los temas, y en eso coincide todo ser humano, porque esa lógica mueve a Alejandro Magno a Asia y a un pibe a colgar fotos. O lo que decía Bourdieu de la búsqueda de amor de cada acto.

Bueno, ese era el post anterior y otro con Aven. Ëste trata sobre el momento después, cuando la experiencia te vacía, cuando te das cuenta de que los 13 comentarios de facebook son nada de párrafos anteriores y, antes o después de la experiencia, te rendís, te vas.

Repito: lo podés escribir con ironía o con orgullo, pero vale lo mismo.

Y no.

Cece dijo...

Uy estoy medio zombie no entendí nada de lo de arriba.

Pero desde luego que si veo tu foto en facebook hago un posteo.

Estoy de acuerdo, la segunda mitad del "piropo" callejero consiste en ruborizar a la dama, dando por descontado el no a la abyecta propuesta. Las feministas dirían que el tipo lo hace para mostrarles a sus compañeros de camión lo macho que es.

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