miércoles, 17 de marzo de 2010

Cumbia y todos putos

1. Cumbia, nena

De purretes nos dejábamos crecer soportando el sopor de los pedorros teclados y esas baterías de mierda y letras de machismo y putrefacción pero a tus amigos –los que ahora la van de neohippies o kirchneristas con k de Igmar Bergman– les gustaba de nenes, a los 13, 14 todos por acá escuchando esa cumbia insoportable y ponían en esas vacaciones insensatas el disco de Malafama (esa joya pionera de ese reggae juguetón actual) o de Leo Mattioli utilizando las metáforas más pioneras para decir que era un drogadicto y que tenía cáncer (“si se muere en tres años lo banco”, le decía a un hoy profesor de primaria en el año 2001, “pero si no, hay que matarlo”), te llevaban a Metrópolis en donde le gritás Chizzo al Chino de La Nueva Luna y te llevan al puente en donde terminás no entrando por la policía. Penosas anécdotas.
Un día nos gustó mucho Warning de Favio Posca y Porteño de Ley de Bersuit y de poco aparecieron temas con ese ritmo pero bien tocados, más sutiles, con una cadencia más acorde a lo imbéciles que somos, siempre cayéndonos bien Pablo Lescano con esa sonrisa en los ojos que también tienen Ariel Ortega, el Pity y Bill Murray. Así que el otro día (unos minutos antes de que se me quemara la pc y la pobreza inunde cada rincón de mi geografía) fui uniendo los lazos de cumbia que tenía acá entre discos, videos, todos esos temas que te alegran una fiestita de zurdos escritos con k, pasando los Brancas y las cervezas, los cogollos y alguno de escalerita ascensoril latinoamericana. Y lo subí para que lo bajen si quieren –y, primeramente, para bajarlo yo si estoy en otra casa y amerita, como ya ha sucedido y esperemos volverá a suceder oh si ¡sin happens!
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Los temas del compilady cumbiamba snob son:

La reparación del yo soundsystem a.k.a. el niño gordo

Doña María – El pescador
Creo que fue con Ezequiel Araujo que comenzamos a pensar que un DJ en una banda no era alguien a quien asesinar con el mismo ímpetu que contra Menem. Fue por esos años en los que arribó todo esto de lo que hablamos.

Chicha libre – Tres Pasajeros
Quince mil hippies parten año tras año para la cima cultural en viajes de curiosidad etnocéntrica y con colchones, franceses, hojas de coca, la voz de Galeano cursiveando los finales, las chicas libres de a dos quedandose en micros de frontera, ¿ir a Bolivia a zszanear culpas capitalistas? No juzguemos este altiplano friendly desde la inmoralidad blog, no seamos Pepe Eliashevs de la contingencia.

El Remolón – cumbia lescanera
Tres tipos se cambian apoyados contra el borde exterior de las banquinas de Panamericanas. Se sacan la ropa civil y se desnudan frente al paso del tren Belgrano, que parará un minuto después en Scalabrini Ortiz. Es un día de sol, 18°. Los hombres se visten con la ropa que un inclemente bolso les reservó allí mismo desde hace días. El tren, mientras, atraviesa un cambio de vías y se acerca a Retiro. El fin del mundo se aproxima. Suena Gorillaz.

Onda Vaga – Como que no?
Hace diez años le decía a un renombrado cantanta enchupinado que había que hacer una banda hippie, guitarra y voz, algún saborcito, barbudos, ropa setentosa. A poco tiempo surge Devendra y acá los hijos de Spinetta (Pez el más meritorio) y esa fundación que fue Flopa Manza Minimal (uno de los discos que podemos ordenar en ese esperpento escalonado que es el de los discos de la década). Onda Vaga es el nuevo sabor. Hijos de ese corte, con un neohippismo y todo lindo. Yo los amaba pero un cirujano judío amigo me dijo que se conocieron en Cabo Polonio (“ellos le dicen `El Cabo, nos conocimos en El Cabo`”) y desde ahí ya no los puedo dejar de imaginar (yo que soy un forro) como unos chetitos snobs con culpa. Tocan lindo y que la deben poner lindo, la deben poner lindo.

Doña María – Perdí las abarcas
Escuché este tema por primera vez en un micro, en el trayecto Bariloche – El Bolsón, hace un mes. Me pareció maravilloso y lo repetía todo el tiempo. Bailaba sobre el asciento lleno de curvas y mi novia medio que se quería bajar a hacer dedo para volver a Buenos Aires.

Sod Barley – La merck & CIA
Una noche de miércoles o jueves de hace años, después de los sendos trabajos caímos con mi novia en el bar Warhol, en martinez esquina olivos, en el cual tocaban tres bandas. Llegamos y el honorable dueño del local adoctrinaba a tres jóvenes que fumaban cannabis en la puerta en vez de tomarse la molestia de ir a la esquina. Luego estos jóvenes se bajaron como tres vinos y después subieron o me fui antes, quién sabe. Cuando salgo les pregunto el nombre ("voy a piratearlos para así matar al baterista o al bajista", les dije, siguiendo al pie de la letra una notable publicidad pro-capitalismo) y me dan el CD en el cual está este temaso que hace que Occidente todo sea puesto a disposición de un juez.

Agrupación Mamanis – Hongo por hongo
Los pioneros. El Cabra practicamente inició este compilado y la influencia a bersuit es innegable. Cuando lo veía casi diariamente tocando en Florida a la gorra me daba cuenta de que ése es el espíritu de esas letras, son gigantescos llamados de atención para que la gente que camina preste atención. Es petardismo para concentrar. De ahí también nace Bob Dylan. Ellos dos tendrían el derecho de llamar a su banda Callejeros.

Dick el demasiado – flaca de las coloradas
Me hace acordar al bar boliviano en Liniers por el que pasamos antes de subir al micro que nos llevaría a ver al Indio Solari a La Plata hace años. Ese Cósmos móvil, esa voz del flaquito de Les Luthiers… todo excelente. Como hacer cumbia en Holanda. Vasos de un litro y colores de todos colores.

Paper Guacharas Volando – Cumbia
HIT. Armenia. Antigua. Barbuda. Absurda y con volumen macrista. Para llegar a la vejez bien pulenta, flaco, ponete el sombrero y arrancamos pallá.

Chancha via circulo - Cumbia malambo
Es que suena tan bien la palabra cumbia que todos la utilizan. Esa vocal que lleva para abajo, la eme que te para y después es todo para arriba, vocales abiertas, fiesta fiesta.

Las Manos de Filippi – Ballenas
Recuerdo esa fiesta en San Telmo pre Cromagnon (ese paraíso de libertad) en el cual se anunciaba la falsa presencia de La Chilinga (“¿va a tocar la chilinga?”, le pregunto al de la puerta; “no, lo ponemos para que entre gente”, responde) y en la cual nos arrodillamos ante un JesuCrixto autóctono, eramos cinco arrodillados ante la presencia física del Señor, ahí Guille me pregunta qué es esta genialidad y le contesto con el nombre de esta canción.

La Troba Kung – Fu Volant
El hippie me recomendó esta banda extraña que imagino cruza de Matisyahu, Manu Chao, Gogol Bordello y alguna otra cosa que desconozco. “Estás afiladísimo”, le respondí.

Bersuit – Porteño de Ley
Bersuit no tiene un Lennon ni un McCartney pero sí un Harrison que es el genio de Verenzuela. Una profesora de taller de expresión de la UBA me comentó que Tito Verenzuela, un antiguo alumno suyo de secundaria, se le apareció en un colectivo y tocó unos temas. Ella se puso nerviosa y pensó “uh, qué bajo cayó este pibe, toca en bondis por plata” y Verenzuela cuando terminó dijo “no quiero pedir nada, toqué estos temas para mi antigua profesora que está acá en el colectivo”. Una semana ella lo ve por televisión tocando con Bersuit para miles de personas y ahí se le acomodan todos los datos. Los temas de este genio son por lejos los más hermosos, complejos y juguetones de Bersuit Vergarabat.

Sonido Changorama – la cumbia del informe
Buen video con bajada política, todos somos docentes, todos somos Cromagnon. Bailan las niñas sobre el asfalto que ataca. El político fafafa nos descubre inocentes y culpables. Bailarán como idiotas hasta que sea tarde.

Zurita – Cumbia Bambaataa (por Fauno)
Hits del ochenta, con espejos por todo colores y lugares. Las paredes me miran, pongo una bola de colores en el armario.

Varios – La Tribu 20 años de amor // Sara Hebe - Desesperada
“Mirá esto”; le digo al Chino mientras pongo el video en youtube. Vamos a ir a esa radio. Unas horas más tarde estábamos en el ciclo de cine de La Otra. El Chino no pegó un hit, le pusieron una película alemana coral sobre una masacre sútil en donde se destacaba Fassbinder y una cocaína hecha hombre. El Chino no estaba del todo preparado para eso (para lo anterior a la cocaína). Después caímos en el Profondo Rosso en donde tocaban unos samaritanos sobre una película de Jodorowski y antes una en donde actuaba un poeta, no me acuerdo. Y está Sara Hebe que abre la boca y te levanta Haiti.

Kevin Johansen – Guacamole
La persona que más sabe de música –de los que conocí, según creo– me dijo hace años que admiraba de veras al Kevin –que nos cae bien a todos, ¿no? – y cuando le llevé a Guille la carpeta cumbia y puso el disco me dijo “Kevin Johansen hace buenas cumbias” y luego sonó este hermoso tema tema.

Calle 13 – La cumbia de los aburridos
Es una obsesión este tema. A este pibe le bajaría un poco la autoestima y el gimnasio pero me cae muy bien y escribió una carta a Mercedes Sosa que me gustó mucho. Este tema lo habré escuchado cien mil veces, generalmente en trenes y bondis, moviendo las piernas, la cabeza, los hombros y los músculos de la cara que generan la sonrisa de la Gioconda. Ese acordeón es lo más.
Juaneco y su combo – Ya se ha muerto mi abuelo / La muralla
Este tema (el primero) me retrotrae a un bar que está en Avenida de Mayo al 400, creo, por ahí a pocas cuadras de la Pink tha House. Es un bar que estaba –quizás esté, no sé– las 24 hs abierto y yo trabajaba por ahí siempre a las 7 de la mañana y habían chicas al borde de la muerte y hermanos latinoamericanos, algunos desayunando cerveza y ginebra, otros bajando al mundo, otros comiendose un pancho. Ponían estos temas y con Aven caíamos en horas dispares, a veces por la tarde, otras de caída, cuando el sol se anunciaba físicamente. Una hermosura no desprovista de una reiteración chamanica.

Arbolito – Sobran
Tiene que ser muy bueno un tema para que esa flauta suene bien. El espíritu de la letra es noble pero sin querer ayuda al mercado neoliberal. Cuando decimos que este y otros temas de acá son cumbia nos tomamos una obvia licencia poética –acá el fernet acabando sus aguas y las 03.47 p.m..

Afrodita – Rosa Morena
La repetición de la letra me convierte en un albañil a punto de rasquetear el futuro.
Si como dijo el ruso Pushkat la realidad es lluvia y el alma océano, no hay pared que no se parezca a la vida.

Jim Jarmush: “los seres humanos somos moléculas en el universo, no tenemos ni el control de movernos

Bersuit Vergarabat – Luna Hermosa // Tonino Carotone – La abuela vuela
Bueno, ahí estaba yo, feliz, con mi cpu andando sus últimas horas, con internet, escuchando ese nuevo vicio comunitario que es El Loco de la Colina (radio uno, fm 103.1, lunes a viernes de 23 a 01) en donde el fascismo poético grasa le toca el orto al kirchnerismo decente en la forma de Tom Lupo. Mucha tensión hermosa, mucha cumbia y Carlos Rua, despiadado, oligarca, grasa, mal poeta, siempre interesante, hace preguntas. Aven, desde su monoambientes en Barracas responde bajo el pseudónimo El gato de Poe; Guille, desde su monoambiente en Vicente Lopez esquina glamour, responde bajo el pseudónimo El que mira por el balcón y yo respondo bajo el pseudónimo El ventilador roto. Suenan hermosas cumbias y las agrego a la lista.

Antibalas Afrobeat Orchestra – War is a crime
Música de cortina radial. Cuando veo en vivo a estas bandas instrumentales siento vivos deseos de poner un cantante o algún linyera o burgués a recitar poesías o decir algo, o poner voces. Lo que quiero, ustedes ya lo adivinan, es encerrar este arte en un sentido, etiquetarlo, asimilarlo, dejar de temerle. No obstante, seguimos escuchando esta banda de lindo nombre.

Palo Pandolfo – Río Reconquista
Vi a PP dos veces y no las olvidaré nunca. La primera fue en el obelisco, en donde fue soporte de Bersuit, mucho huevo él y su guitarra, la gente con gritos punzantes, la gente de a miles subiéndose a los techos de la zona, un peligro que Cromagnon capitalizó con furia. La segunda también fue linda, él siempre con esa bondad parecida al entusiasmo parecido a la ingenuidad. Gran tema gran.

Los Fabulosos Cadillacs – Padre Nuestro
Después de llorar con el comienzo de León Gieco en el festival solidario “Argentina abraza a Chile” (que algún insensible fascista con gracia tituló “festival La Otra Mejilla”), salen los Cadillacs y esa cumbia hermosa y Flavio muy bien en patineta yendo y viniendo, Vicentico flaco, todos bailando y Aven que llega en ese momento con un Jack Daniel`s y una Coca grande y todos nosotros bailando esa cosa tan linda entre familias y rockeros alterlatinos con bermudas de revolución.

Todos tus Muertos – No te la vas a acabar // Mano Negra – Señor Matanza // El Gran Silencio – Chuntaro Style
Acá se pone todo latinoamericano, esas fiestas en Chacarita, en el fondo de la terminal de trenes, sentado sobre asientos de tren, o en la terraza de la terminal, con luz de Luna, llena la terraza de genios, malabaristas, tambores, abajo el baño inundado, todos hippies genios, esas hermosas fiestas. Así era el mundo antes de que esos pelotudos de Callejeros entraran las bengalas y los tres tiros y el hijo de puta capitalista de Chaban no quisiera sacar esa media sombra cuando era ¡obvio! que iban a prender bengalas (ni hablar de las puertas de emergencias cerradas). Todos pelotudos. Qué lindo era el mundo antes de eso.

Zartong – Dzamone (part I y II)
No tiene nada que ver con lo demás pero en una fiesta de hippies tiene que estar este tema que comienza balcánico y se pone funky cocainómano en el medio, con gritos armenios a todo lo que da. Como Lía Crucet dirigida por Kusturica y en orgía con Gregovic.
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2.
El temblor de la búsqueda de excusas externas con las sábanas al cuello. Pintar para esquivar la inspiración y que no nos encuentre trabajando. Un ningún taxista diseñado por Microsoft, registrado en la sombra del verde -pasando al amarillo pasando al rojo. Sistemas de riesgo, anomalías de encontrar sin buscar, registros rentados, sombras del taxi circulando vacío -hay dos escenarios de riesgo.
Temblaba en la cama.
No le decía de los físicos excesos externos de alguien a quien conocía -de los infatigables galgos del compañero laboral, de alguna mano curiosa, de las frases capciosas que le tiraba, de los guiños, de los segundos de exceso en los saludos- porque suponía una doble insatisfacción y decepción: primero despreciar a su novio por estar ajeno a eso, por permitirlo sin sentirlo, por no preverlo y segundo -e infinitamente más importante- porque imaginaba cobarde esa reacción y lo suponía retraído ante la amenaza externa, con una falta de caracter que significaba no una consecuencia de que ella lo traicione sino su únivoca causa. Entonces nada. Desloguearse y punto.

3.
Trabajar en una propaganda de escaleras postizas
Esa enemistad cómplice sobre el que cimienta la falsa amistad.
El eufemismo respeto como vía no pavimentada del odio racional.
Muestra gratis de persona.
Un altar víctima de virgen.

4
Si como dice el grupo fascista de facebook los chilenos deben pedir ayuda a Inglaterra, ¿los paraguayos deberían enviarnos a nosotros a pedir ayuda a Inglaterra por la guerra del siglo XIX y Perú nos debería aconsejar pedir ayuda a Ecuador por la traición de la venta de armas cuando se jugaron con nosotros en Malvinas?

5
Primero hay que sufrir saber, dijo Platón.

Y la belleza es un sopapo de futuro.

Todo eso acá.

Con la poesía
de
Jaime Rós
que
luce como Nebbia
y
habla como lesbiana
-fijensé-
-decíamos-
De Róss
que colecciona huesos
de otros tiempos
(como si fuera poesía).
De Rós
que hace diseños para poetas vacíos
Encerrado
-él y ellos-
en una habitación
Encerrado de sus látigos.
(Siempre pienso a nivel internacional.)

6
Un pibe con un aerosol en una calle una tarde de sol pedorra. Cordoba, quizás. El pibe pinta un simbolo de pregunta (o de afirmación) con un aerosol rojo. Cuando hace el punto culminatorio se le termina la “tinta”. Se corta un dedo pero no pinta bien. Se hace un tajo en la rodilla. Corta vena principal. Ambulancia.

7
El último pensamiento de Abdalh Haribi (23.326.056, Paris; 25.156.026, Estambul)

Una playa habla a mis espaldas
con las muertes del desierto y
cielos transparentes putos
que hacen puentes con los cuerpos.

8.
Entonces, sí, es otra visión de la clockwork orange

pero en fase teatral moral austral

-o cómo desunir sin los corchetes los inseparables y hermosamente gemelos conflictivos ético/estético-

con qué termina me alcanza.

VASO

el recipiente de materia
y
ver
la
materia
semicorcheada al unísono con
qué síntomas presenta el paciente
ESTÁ CON TOS
fiebre
qué médico lo pide
¿Browne?
una escalera de acentos
acá
allá
no
ahí
ano
ahnón

el ingeniero griego que trascendió a su muerte no naciendo, ¿esa historia horrible

(EL INFINITO SE PARECE BASTANTE A LA RIDICULEZ DE NO TERMINAR UNA FRASE QUE COMIENZA CON "¿" Y DE ATAJARSE DE LUGARES COMUNES POR SER UN PERFECTO IMBECIL.)
El dr. Tchiuma, recién llegado de una conferencia en la Suma soviética, nos habla acerca de la nueva acera gubernamental que se siente en el aire.

9.
¿Cuál es tu pregunta idiota favorita? La mía es esa.
Después escribir como una letra desdoblada sin significante; para entendidos en no comprender; belleza étnica en las mismas occidentales palabras de otro todo yo nada todo. ¿Sabés las veces que fuí a la puerta?

10.
Un tipo que se la pasa denunciando trolls es un moralista en internet y un troll en la vida.

11.
Que Pepe Eliaschev haga periodismo político en contingencia peronista es como que pongan a Atilio Costa Febre a seguir la campaña de Boca. Es decir: se va a regodear si sale algo mal y se va a enojar si sale algo bien.

12.
Sensai de London, El silencio, pág 21:

“Mi nombre es Nerón y vine a quemarme porque quemarme a mí mismo es quemar esta ciudad, y quemar su presente, y quemar su pasado, y quemar su futuro. Sobre lentas agonías y desiertos de hombres de publicidad.
A los prusianos nos gustan los elefantes. ¿Vos probaste los elefantes?
Y el tiempo nos gusta, ¿vos lo probaste?

Como te digo: mi nombre es Nerón y vine a que veas cómo me incendio. Vine a que asistas al aire lleno de químicos,
y respires mi alma irreproductible,
y pienses que no hay solución.
Mi nombre es Nerón y soy de Prusia y en Prusia nos gusta la velocidad, ¿vos alguna vez viste la velocidad como ves los colores? ¿Vos viste la velocidad como ves el semen o la manzana de Newton? ¿Vos probaste los elefantes y probaste el tiempo como un lago de tiempo introduciéndose en un ojo?

¿Sentís el agua pesada con la que te bautizo? ¿Escuchás todo este silencio dentro tuyo? Cerrá los ojos, mirate. Afuera es todo blanco. Tu nombre es Nerón y ahora sentís la gravedad, el nacimiento y la pesadez. Tu nombre es Nerón y ahora, lentamente,
te prendés fuego.”


“Una especie importante de placer y, por consiguiente, fuente de moralidad, proviene de la costumbre. Se hace lo habitual más fácilmente, mejor y, por lo tanto, con mayor agrado; se siente en ello placer, y, se sabe que lo habitual ha sido probado, que tiene, pues, utilidad.”
(Friedrich Nietzsche, Humano demasiado humano, Ed. Need, Buenos Aires, 2004, pág. 82)

13.
“la piedad –dice– tiene en tan pequeña escala el placer del otro, como la maldad su dolor” (pág.88, hablamos de Nietzsche, puto, ¿o qué te creízte?)

14.
El concepto de la Angustia
Voy a citar a Raskolnikov, personaje de Crimen y Castigo, novela de Dostoyevski: “la cosa está clara: por ella misma, por su propia comodidad, y hasta para salvar su vida, ella nunca se vendería; ¡pero por otro sí lo haría! Este es todo el secreto, ¡Por un hermano o por una madre, ella lo sacrificaría todo! ¡Oh! Entonces, olvidamos los sentimientos morales, la libertad, la tranquilidad, la conciencia misma y nos vendemos.” Esto particularmente recuerda al padre/madre/hermano/pariente que dice “si mi hijo/hija/pariente pasa hambre, salgo a robar/matar”. Es su justificación. No es deseo ni atajo ni comodidad: es sacrificio. “Lo hago por el otro”. Es investir de sentido. Dar importancia, resonancia y fe al mundo exterior, a la realidad. “Mato por mi país, por mi equipo de fútbol, por mi honor, por mi causa”. Son distintas causas, distintos actos de fe. Conllevan un acto de egocentrismo y el deseo de extenderse en un acto heroico. Pero, sobre todo, un salto de fe, repito, de la realidad, concepto, al fin y al cabo, tan ponderable como deseado. El dolor, la soledad, la angustia y desesperación de nacer y morir solos, y buscar respuestas en el otro, adentro o afuera.

15.
El problema está en la forma de pensar, en su discontinuidad. Porque el rapto excesivo se sobrelleva con políticas activas y un casting eterno, es complicado pero se lleva. Pero si al rapto exhibicionista de cometer errores le sumás culpa burguesa no va, loco. Porque te ponés en juez y te sentís un ridículo, te mandás a juicios en los que no creés pero en donde te jugás la vida. Es una porquería y te angustia, sí, no estás preparado para ser abiertamente así, quizás ni siquiera sos así, sos momentos. Tenés, a diferencia o en común con el resto de los mortales, días que no tienen 24 hs y una vida discontinua en donde a veces sos y otras no. El problema, encimá, es que pensás que los momentos de justicia y plenitud son los que no estás, los que careteás , los que te rendís, los que te ponés la camisita y los zapatos y salís a suplicar miserias.

16
Cansandose de los propios defectos como zetas de arrepentimiento insostenibles ante la exhibición necesaria patológica se plantea el amable y transtornado Krisnta Viala el armado de personajes perfectos. Eso en primera instancia: buscar una perfección con núcleo en el altar moral occidental, con un poco de sal de violencia orientado a las injusticias, luego las injusticias sin actor social, no no no, no sirve.
Sale el suegro de Krisnta a abrirle la puerta.
–¿Qué hacés, puto? –le espeta.
Krisnta decide en ese momento cambiar su nombre por alguno que sea más fácil de ser escrito; decide bautizarse Krit. El suegro no es notificado del cambio; sin embargo seguirá llamandolo por un apodo: puto.
–Qué sé yo… ¿Está tu hija, la que le gusta el regalito en las tetas?
–Ja, ha –se ríe Boris–, sos un genio, puto. Está Veronica pero no la conozco tanto; además tiene siete años. Si te referís a Julia no la vi… Vení, entrá que nos tomamos unas líneas de Bolivia hermosa.
–Ok, dale, pero no me puedo quedar mucho.
La sala de estar es una lluvia de botellas. Boris estaba viendo un programa de chimentos bastante pelotudo en mute y se escuchaba un programa de radio en donde enumeraban las noticias como si el mundo fuera de a de veraz un placard de importancias pintadas por un banco.
–¿Cuál es, la del tubito de Mario o esas bolsas de mierda de Villa Trotta? –pregunta Krit.
–Tenía sobras de anoche y mezclé… hay de todo, puto. Yo vengo available hace dos días. Un poco de whisky para bajar la frecuencia cardíaca y punto. Poné un disco.
Apagó la radio y abrió la compactera. Krit, no obstante, ya estaba en la computadora. Con sólo tocar algunos botones la nave ya estaba despegando, para no volver jamás.

miércoles, 20 de enero de 2010

Megan Fox desnuda

1. odioso

Para Navidad surgió una noticia que circuló por todos y cada uno de los medios hermosos y antiperiodísticos de este país: Paris Hilton creyó en Santa Claus hasta los 16 años. Ja, ha, jo, se ríen los redactores del mundo, los lectores caretas, los putitos de la revolución. La compensación simbólica del rico, ustedes saben. Pero es raro: quizás Paris Hilton -y parte de los periodistas que hicieron el copy/paste- crea en Dios, siendo grande(s). Quizás Paris crea en ese ser imaginario hasta bastante más adultita y seguramente eso no es motivo de burla -todavía. En eso pensaba cuando ví el lindo film The Invention of lying (2009), escrito, dirigido y protagonizado por el notable Rickie Gervais, coautor y protagonista de la Office británica y de la posterior Extras. En el primer capítulo de la serie Extras, se formula en el argumento un fuerte alegato en contra de los creyentes, tratándolos poco menos que de boludos notables. La película a la cual nos referimos tiene como base una inversión de Liar, Liar (Tom Shadyac, 1997), aquella película en la cual Jim Carrey demostraba que ningún logro capitalista resiste un día de verdad en minúscula absoluta V, pero este film es mucho más digno, profundo y vital.Aquí –en TIOL– el gordo Gervais tiene que soportar un mundo en el cual no existe la mentira (como para nosotros no existe el embarazo masculino, la realidad fractal o los átomos invisibles que pensamos que no nos rodean) y ahí está él, con sus imperfecciones genéticas para ofrecer y el ser humano que es una mierda con todas las letras y como debe ser si fuese sincero para con sí mismo y para con los demás. La película causa gracia y va levantando hasta el mejor gag del film, en un cambio en el cual se vuelve hacia los tópicos que hemos tratado anteriormente y que son todavía la comidilla de algunas personas: la esperanza es un plato que se come crudo.

2 . tropo

Marcos enzzzima la vista por el tunel. Dos líneas de luz sirven de panorama. Apunta el rifle de 1983 y dispara una de las 23 balas que le quedan; se oye el eco estruendoso de una pared herida; no hay ruido a humano.
Llevan diez días en las vías de subtes: arterias alienígenas todavía no descubiertas, con olor a transpiración, falta de oxígeno y ganas de coger. La idea es llegar a la entrada a Plaza de Mayo y ahí poner las dos bombas de hidrógeno para que el grupo en tierra ingrese en la sección.

3. por ese no palpitar

Como bien lo anunció 45 días antes en primicia el periodismo independiente y de anticipación, murió Sandro. Y junto con él se muere el proyecto con el cual me imaginaba debutante en el rol de productor musical, el disco en el cual Sandro le responde al rock desde el latifundismo de la Cueva y cerrando el circulo que lo demuestra de vuelta (¡pero no!)

Temas que cantaría el gitano (prohibida la presencia de Lito Vitale en la banda)

Ghost in the F.O.R.A. - Loquero
Las cosas que hace - La Renga
Ji Ji Ji – Patricio Rey
Start wearing purple – Gogol Bordello
Recordandote – Flema
Working in the morning – Charly García
La cereza del Zar – Pescado Rabioso
Chac tu chac - Los Piojos
Robó un auto - Hermética
Los desfachatados – Babasonicos
Nueva era – Daniel Melero

4. Detalles imperceptibles


En ese caso no se tomó conciencia de poner(nos) fenomenológicamente los anteojos en un mueble para luego en un microsegundo vociferar un pensamiento en forma de segundo y luego cubrir la pierna, apoyar la izquierda, hacer comba con la derecha y arquear el cuerpo y mirar, mientras se cruzan las cejas, al interlocutor y ahí sí inclinar el vaso, mientras la vela cede y quema los anteojos de $520 mientras vos idiota chocás copas con tus amigos. Es decir, yo, tú, él (acentos), nosotros, vosotros, ellos: no lo hacemos. Y si lo hacemos no vamos confesándolo. No de golpe. No de frente. No cuando no ganamos

5. Vivir en el baile de la lluvia


Mis metadonas para la abstinencia lostiana fueron:

Flashforward: arranca bien y termina bien, en el medio es todo una garompa. Hay subtramas que no generan el menor entusiasmo, los malos son buenos, los niños son lindos y, eso sí, hay unas tomas del accidente/incidente/atentado principal de la serie que son sen-sa-cio-na-les (el comienzo del capítulo 4, con Byork so quiet).

Primer (2004): recomendado por un reconocido cantante del indie nacional, vi este film casi desconocido, para el cual es suficiente googlear su nombre (con el agregado 2004) para encontrar un millón de críticas positivas y negativas (no y/o); quienes escriben reconocen que el director (y guionista y protagonista y editor y compositor de la música) tiene buenas ideas y un guión lindo pero que está dirigida para el upites y no se entiende nada. No se entiende, no se entiende, no se entiende. Eso dicen todos y cada uno de los comensales (alguno, ya habrán adivinado, dicen “yo si” y hasta algún genio nos presenta el dibujito que explica las líneas temporales). Film ganador de Sundance y realizado con U$S 7.000, es una mezcla de PI, la 5ta temporada de Lost, Lost Highway (ustedes dirán, ¡ah, genial!) pero sí, esta dirigida mal, no se aprovechan las 7 líneas temporales, no hay concresión. Pero es lindo que haya profesores de matemáticas que se tomen un rato para hacernos cien gramos de fiambrín con nuestro cerebro sin un puto efecto especial.



World`s Greatest Dad (2009): Hacia muchísimo tiempo que no me llevaba una sorpresa tal como con esta película que en la mitad cambia de género y que permite que un forro como yo se haga una bola de risas y encima se pare en el sillón y grite solo “¡Krist Novoselic!” cuando aparece el alto de la banda con espíritu adolescente con la cara hinchada y pelado y barbado. El final es apoteósico y genial y lo ví cuarenta veces haciendo pogo solo en la habitación.

Después rescato la apertura de Zombieland, el plano secuencia de la moto y el policía en Taking Woodstock, la ridiculez hermosa y el Woody heavy metal de Whatever Works, el Sherlock Nazi de Inglorious Basterds, la marihuana de It`s Complicated y el gordo barbudo de Hangover.


5. Hablando de Dios

El otro día estuve cambiando el mundo por Facebook, en este caso nos congregamos con otros 21.610 comensales bajo el lema NO al cierre del Borda y de Radio La Colifata en un fuerte acto político que pone en riesgo el futuro político del inepto y garca de Maurizio y la fuerte conciencia ideológica de sus votantes. Entre los commendatores del Muro de dicho grupo, una mujer dijo “No se preocupen. Dios está con ustedes” a lo cual respondí con las diatribas de siempre mas luego pensé en las buenas intenciones y le escribí “recién hablé con Dios y me dijo que si no venía que empezaramos a protestar sin él” a lo cual esta comensal respondió “si Dios te lo dijo está perfecto.”


6. Amor

Exterior. Playa. • Un hombre solo en la cúpula del capitolio de Washington y llueve sobre él. El hombre es de cemento pero mide exactamente lo mismo que el hombre que murió hace cien años en ese mismo lugar, en esa cúpula transfigurada de tiempo.(Los dos hombres, convertidos en la percepción de aquel que circula enfrente del capitolio de Washington y en la de los que, muertos, vieron el antiguo hombre de hueso y carne caminante, viven.)En una composición triangular, Homero recibe la supervaloración neoclásica de lo griego. Alguien vomita en un baño público. Después reza.Homero es coronado por la Victoria y tiene a la Illíada y a la Odisea a sus pies; Goya se llama Francisco y descubre en el medio de una tela en blanco, a Saturno; Goya se llama Hernán y hace veinte minutos que busca restos de cocaína en un cajón vacío; Emile Zola se caga de risa.• • Un cuadro de depresión posparto después, Van Gogh escribe una última carta. El naturalismo escultórico cae por su propio peso desde la base menos material de la botella de vino de un barbado linyera oscurecido de calle. Nietzsche cae desde sus seis mil pies de altura. Los conflictos dialécticos de una pareja en el sexo; los choques culturales y telefónicos desde las configuraciones de los mensajes de texto; el semen. Todo eso mira. Un dibujo irrecuperable y un francés pinta un retrato de autismo y desesperación y se observa y sigue siendo maldito y detrás de él otro confinado a la locura observa a Van Gogh observándose como nadie lo hizo nunca.Una partícula infinitesimal recorre cada conexión cerebral antedicha y le pone nombres al nombre y letras a esas todas vidas a las que suponemos.Resumiendo: se llama arte. Y es voraz.

7. Aparece el cartel de: “Muerte. Risas”

martes, 22 de diciembre de 2009

Nuestra imposible niñez


1.

Nacemos y morimos en la cuestión común y psi de cuestionarnos si estamos constantemente volviendo a la infancia (Patria verdadera) o si es ella la que nos busca, como la Muerte al jardinero de Ispahan (El gesto de la muerte, Jean Cocteau). Se nos ocurre que la nostalgia de consumos iniciáticos en tiempos de constante cambio es también menester y que siempre hay un ancla para intentar detener ese barco insoluble que nos destruye y que somos, un ancla de recuerdos que nos avise y avise y avise: que a los cambios físicos y sanguíneos, seminales e ideológicos le corresponden un camino paralelo y que ese camino es un espejo y que ese espejo es el regreso de algún gesto inexplicable. Que somos, bah, esa cosa que hemos asesinado. Que fuimos, bah, este asesino que somos.

2

En principio, mis cartas: odio la niñez –es decir, me aburre.
Odio la niñez –me explico– como asunto literario, como obsesión adulta, como cofre que se abre a cada rato en busca de ese tesoro (el tiempo, la salud plena, la inocencia, los seres amados vivos y plenos y ocupados en nosotros) que no existe ahora que somos estos putos idénticos sin identidad. Odio esa vuelta resignificadora de la niñez como laboratorio de traumas y como irresponsabilidad capitalista, echarle la culpa de lo que somos a la fatalidad de nuestros padres y enorgullecernos de la formación del libre albedrío (esto en el mejor de los casos: el resto supone de por sí un ambiente cursi). Odio la forma encegueciente del niño traducido porque ese niño es lo que se perdió en la traducción. Odio la culpa que acompaña al artista en su reconstrucción porque es la culpa del asesino que quiere en su morbo dar nacimiento a su víctima desnaturalizandola y queriendo obtener un mérito de eso. Darnos vida con la vida de la muerte y pet cemetery para todos.

3



Todo esto para comparar algunos consumos. En primer lugar una erudita y hermosa John Kennedy Tool, Pola Oloixarac. Así como se imita mejor a un imitador que a una persona, si Pola es más papista que Pappo es porque hace extrañamiento del núcleo desde la periferia: su Francia no es la de Proust sino que es Proust pero también Pauls; su Europa es la necesidad académica de poner teorías y etnografía/centrismo donde no hace falta (esos guiños intelectuales que siempre funcionan, puta madre). El libro se llama Las teorías salvajes y tiene vergüenza de ser una novela, su arquitectura es más de maxikiosko que de árbol, sus argumentos se contentan con ser forma y Pola tiene toda la infraestructura cerebral para ser una estrella temprana: es –y ahí viene la obligada unión con Fogwill– escritora autoconsciente y conoce la profundidad política de la (su) belleza, con sus hachazos e independencias, sabe que conceder es postergar desde la altura y que ser puntual nos supone esa seriedad que sólo es extravagancia política.

El libro es una foto en donde todos se buscan para ver cómo salieron. También un trabajo sobre esa niñez que se llama adolescencia y sobre la destrucción humana de varias experiencias iniciáticas (que en su morbo nunca dejan de ser cool). Es inconsistente porque de haberlo sido su éxito no se hubiera producido (la pirotecnia es el motor de los medios y de los blogs, que a su vez es el motor virtuoso y vicioso de otro círculo). Es una comedia que está todo el tiempo chupándole las medias a la academia, citando citando citando, llenando el mundo de itálicas, quedandose en una sola y hermosa escena en el cual la risa está en los eufemismos que rodean a la definición “negro villero”. Ahí sí, cuando se anima sí; antes y después hace agua.

Mártyr says (08:18 p.m.):
La novela de Pola no tiene un argumento muy sólido, pretensiones innecesarias en lo que se refiere a especifidades técnicas
un 4
Conjuntivitis Soundsystem says (08:18 p.m.):
coincido
Conjuntivitis Soundsystem says (08:19 p.m.):
pero yo le subí puntaje por la parte hermosa en que dos negros cabezas le roban a un progre y la mina pone cuatro mil eufemismos para no decir negros cabezas
eso me gustó mucho, me reía solo
Mártyr says (08:20 p.m.):
si, las cartas de la tía me hacen acordar al costado imbécil de Pubis Angelical, la mina internada que dice una burrada tras otra


4



La segunda visita infantil es Cómo me hice monja de Cesar Aira, libro que tiene escenas notables y que proviene de un escritor sobrio pero con ganas de joder. El argumento, por si hay que aclararlo, es una boludez notable. Borges atribuía al Ulysses el inevitable éxito de constituir el objeto perfecto del periodismo cultural (obligación capitalista del escritor), Aira no escribe para los pibes de la Isla desierta ni para los borrachos de la playa ni para los comunistas de salón: lo hace con el lector académico ideal que nutre las letras de letras. El éxito aireano son los otros, los hijos de Borges. Aira queda sólo con un libro inconcebible, obsesivo, libre de llanuras, con un protagonista femenino Cesar Aira: homosexual, drama queen, loca perdida; su padre violento y cerrado; su vecino de reloj; su enfermera y su asesina. Cómo no amar a este forro que te toca el culo y que queda bien con la academia haciendo cualquiera. Cesar Aira da ganas de volvernos putos. Es un Perlongher.

Supongamos un ejercicio de resignificación en el cual cada componente de la novela (y sus puntos suspensivos, el final de primer grado, el título…) sea el punto de variopintos significantes y de ellos nos surja una visión de belleza y de Verdad. Hasta en ese caso el ahogo argumental se subdivide en lectores. Y la virtud se separa y somos todos putos y en algún punto surge la tesis de Wolfgang Amadeus de las notas que el cerebro puede percibir. Y ay qué fácil ponernos en jaque.

5




De los consumos de infancia.

En la creación de nosotros mismos intercede la imagen más repetida y adherida y consonante que nos pegaron en la interfaz a fuerza de pasarla y pasarla y pasarla. Para nuestros amos económicos fue –según el Manson bueno– el disparo a Kennedy, ese microfilm de guerra propia que los yanquis vieron y vieron y vieron y que forma parte de la historia de la guerra. Pero nosotros nacimos y la generación nueva guerra ha visto hasta la médula el otro ataque, el de los avioncitos lindos y certeros que se estrellan de cabeza en la arquitectura de la justificación (tengo dolores en todo el cuerpo). Ahí tienen un parte del laboratorio de ellos, esas imágenes que les repitieron hasta la neurosis y que saben de memoria y desde varios ángulos y que un sociólogo psi te puede explicar hasta la sinecdoque. El nuestro repite dos series de imágenes que no duran juntas más de trece segundos y que transcurren en México la soleada tarde del 22 de junio de 1986. La dicha humana está de fiesta y un negro villero le gana la guerra al burgués promedio argentino que no se mueve ni un centímetro (y que no se lo perdonará nunca, mortal y egocéntrico como es). Y ahí se bifurca la lógica de buscarnos en la niñez de los medios el comienzo de una lógica nueva que nos defina (¡ay ese vicio!) porque no hay un destino de víctimas aunadas sino una sed de sentirnos victimarios de justicia poética (el remolino que atraviesa siete ingleses para empujar como un caballero la pelotita mientras le meten una falta de violencia inútil) y una vuelta de tuerca de trampa y tocada de culo (esa manito de Dios de tuquito dominguero y vileza criolla para todos) y ahí se dividen las lógicas y la excelencia y la trampa son la misma dimensión o qué mierda te creíste que somos.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Algunas incorrecciones sobre Spinettalandia



1

Escribo en un tercio de la pantalla. Los dos tercios restantes se los lleva The song remains the same, de Led Zeppelin, film que mira el chino aquí a mi lado. Un insólito ventilador gira sus alas en forma de esvástica para que el humo que inunda la habitación se vaya. Yo pienso en el tiempo, esa condena que somos y que destruye todo.

El Chino hace otro fernet y gira el ventilador haca otro lado.

Cuando tenés 16, 17 años y Charly García toca cuatro horas y media te sentís en tu reino. Encima hay invitados: Paez, Cerati. A vos te parece genial que dure. Sos joven.

Pero ya no somos chiquitos, puta madre. Ahora tenemos una vida alrededor. Tenemos una arquitectura del disfrute que nos limita y un cerebro con terminales y aburrimientos.



2

Está bien: el comienzo soñado de Pescado Rabioso, Muchacha y el stand up de Spinetta, la primera media hora de gemas y estar acostado y hermoso escuchando Almendra y los temas y los invitados: todo genial. Pero:

Hay una alegría entre los que vimos a Spinetta que consiste en haber salido del recital. En haber llegado al final de Almendra, en haber aguantado ese tedio enorme de que pasaron tres horas y faltan tres bandas. Ese tedio de que ya no te importa que toque Pescado Rabioso sino que te querés ir, querés volver a tu puta vida, no estar obligado a la sobriedad de estar sentado o parado mirando un punto fijo pero a la vez seguís ahí, sólo para contarlo, sólo para que haya pasado el momento, aguantando Nasty people para escuchar Bosnia, aguantando Jade para que llegue Invisible. Como un lindo putito frívolo que quiere contar la belleza porque la pagó, con su errática y fractal entidad de aparición y desaparición, con el tedio alrededor.



Entre todas las caras del recital de Spinetta no hay que caretear y esconder una de las principales: fue insoportable. Y por eso nuestra actual felicidad: porque soportamos esa duración insoluble (problema temporal, todo problema es temporal). Pôrque puteamos al hijo de puta cuando tocaba temas pedorrísimos y externos estando en el banco las bandas más lindas del mundo. ¡Dale, forro: terminá tu puto set y que empiecen las bandas, hijo de puta! “El genio Juanse y un tema de Pappo”, pero la puta que te parió, forro, son las dos de la mañana. La maquinola de la desesperanza que inunda el lóbulo central de aburrimiento como ese infierno de Sartre en el que los círculos son sólo el tiempo sin nada, como ese laberinto borgiano que consistía en una recta infinita: el MIEDO A LA NADA. A eso teníamos miedo: a quedarnos acumulando información sin cambio, infinitamente atrapados en esa carcel de puertas abiertas (el hermano del Chino sufrió este concierto desmedido doblemente: al trabajar en el armado del show desde el Grupo Fenix, tuvo que trabajar más horas de las que le hubiera gustado). “Hoy llegan tarde al boliche, las bandas siguen”. Dale puto, basta de intervalos, estoy agotado, tocá un tema lindo, putito. Me hacés mierda el cerebro para que no pueda apreciar la belleza. Dale, forro. Quiero hacer algo a la noche, puto. Quiero ir de Aven, tomar algo… dale, dale.



3

Cuando nombró a los ausentes especulamos con Aven quién podría subir según su ausencia de ausencia; el Pity y Iorio eran nuestros favoritos. Subió el Zombie García, en el babeo psiquiátrico más lamentable. Daban ganas de darle un poco de cocaína, recordaba al último Chaplin que, ya inofensivo por la vejez, era premiado (es decir: asimilado). Malosetti vestido como un carnicero. Fito en su vigésimo quinto intento de ser Elvis Costello (¡¡¡¿¿¿por qué alguien consideraría una virtud ser ese pedorro???!!!). Cerati muy bien. Juanse genio superestrella. Invisible decepcionó: Spinetta erraba las letras y los tiempos y el público no acompañaba porque ya estaba harto (el presagio parietesco de "Spinetta me hartód"). Pescado levantó, provisto de un juego de gráficas lamentable. Almendra también, provisto de un juego de gráficas lamentable. Después sale para hablar del colegio Ecos, ahí si: andate a la mierda. Vámonos Aven. Chau, me duele la cabeza. Liniers del orto, son las 3 de la mañana, no hay bondis directos. Vamos a una pizzería.



4

Cuando terminó Almendra le digo a Aven: “¿sabés quién es el único que nos caería bien, que nos haría quedarnos acá? Imaginate que sale el Flaco y dice: ahora un Genio: Nestor Kirchner”. Si si, me dice Aven. Eso sería linda incorrección. Que salga Nestor y haga cualquiera. Después, ya afuera, especulamos con que Luisito haga la gran Bob Marley y una las manos de Kirchner y Duhalde.



5

¿Qué onda el look Coro Kennedy de Spinetta? ¿Hasta cuándo esa horrible esteticidad y falsa utilidad de esa bosta llamada chaleco?



6

Fuimos a una pizzería a la salida y eramos cuatro. Pedimos cervezas y pizza. El mozo está amable. A los 20 minutos caen cuarenta personas, todas de golpe. Se llena la pizzeria. Todos con pinta de neohippie sensibles. El mozo putea, se quiere matar. Es el único mozo de esa pizzería, la única en ese barrio tan lejano. Camina y se olvida de los pedidos. “Son las cuatro de la mañana, no podemos ir a ningún lado: te juro que ese hijo de puta de Spinetta nos cagó la noche”, digo. Después comentamos que si entra a la pizzería Spinetta con una guitarra lo cagamos a trompadas. No podemos escuchar ni siquiera su nombre.

Afuera pasan travestis, policías, cumbieros, motoqueros y vistosos homosexuales.



Y el tiempo también.



7

Aven compra las entradas el día del recital: las están vendiendo más baratas. Saca plateas muy lejana a precio de campo (paga $135 una entrada de $200; no quedaban campos en ese punto de venta): Una vez en la platea, nos trasladamos a un lindo lugar mucho más caro y sensible. Imaginamos el sufrimiento de los que están en el campo cinco horas parados. “Yo me quejo y estoy sentado”, dice Aven.



8

Buscando alcohol en Liniers prohibido, recorriendo lugares que no venden se nos suma un extraño que tiene lugar en la misma platea. “Me dijeron que en tal calle venden”, nos dice. Vamos con él. Descubrimos un supermercado chino. Compramos cuatro cervezas y un vino. Nuestro nuevo aliado nos busca parecidos y no deja de hablar: lo encontramos insoportable. Por suerte en la entrada lo perdemos. El se queda en la platea lejana y con Aven vamos a los lugares privilegiados.



9

Spinetta dice: “qué aguante tienen: un aplauso para ustedes mismos”. Yo estoy acostado y lo busco a Aven con la mirada; él me mira y nos reímos por este acto de demagogía metalinguística. Antes Luis hace pasos de comedia cuando comenta del choreo de Muchacha ojos de papel a Mariposas de Madera.

Por otro lado, una de las cosas hermosas que rescato del recital es el amor profesado sin ningún tipo de caretaje o temor homosexual: eso de abrazarse todos, decirse hermoso, lindo y esas cosas, tocarse; esas boludeces de manifestación del amor que en el escenario sucedieron sin el menor putito pudor.



10

Yo siempre especulé acerca de cuál podría ser el marco adecuado para que Spinetta dilapidara esa fortuna que acumulo en base a escatimar a su público de sus mejores temas, de no tocarlos en vivo. Yo más bien suponía que ante un recital gigantesco él podía aprovechar la resignificación de un tema como "Cantata de puentes amarillos" o "Muchacha ojos de papel" (que ya hace 25 años era un milagro); me planteaba escenarios épicos en que nuestro Maradona se resigna a volver para viajar a Australia y clasificarnos al Mundial.

En ese sentido, le salió redondo. Guardó todas las gemas como quien guarda los muñequitos, sin sacarlos de su caja, sin jugar con ellos, para que se aprecien en mercadolibre. Y, digámoslo: en mis imaginarias noches de Spinetta revisitador jamás estuvieron hermosos temas como los que tocó Pescado, Almendra, Invisible (¡nada menos!).



11

Había más gente que en el Velez de Charly.

Quizás porque los últimos días vendían las entradas a un costo menor, quizás porque la gente (yo también) se resignó a pagar precios en dólares (AC/DC tenía entradas más baratas) sin chistar, como forritos inconcientes. Quizás porque Spìnetta estaba en el total de sus facultades mentales, quizás porque Charly está hecho mierda por los fármacos de la cura que lo esconden de su Ser, nada menos. Y también porque murió Moro. Y pòrque Charly y las bandas eternas (Sui Generis + Seru Giran + La Máquina de Hacer Pájaros + Porsuigieco) no ha sucedido yet.



12

Qué hermosa esa época en que el rock no era tan conchudito y comercial y se armaban y desarmaban bandas todo el tiempo.

13

Laura Loren me escribe en los comentarios del concierto en facebook: "hace un rato me acordé de cuando llamábamos por teléfono a guille a las 5 de la mañana y sin decirle ni una palabra le pasábamos la cereza del zar... grandes momentos junto a luis alberto".


14


Empieza Poseído del Alba y yo me paro y soy el único de la platea parado y es lo más lindo del mundo. Ver toda esa masa de hijos de puta y a Lebon hermoso y lindo y -luego- Edelmiro Molinari hermoso y Castelliano y Del Guercio tan lindo, todos esos hippies con esa paz de belleza tan contraria al capitalismo.

Menos mal que Aven dijo que no con una sonrisa cuando le dije “vámonos a la mierda”. Fue el mejor recital de mi vida la primera hora, porque era todo futuro. Luego sobrevino el terror a lo infinito, el tedio de Umberto Eco y las famosas primeras cien ´páginas del El nombre de la rosa.

Cuando salió Pescado todo recobró sentido. Pero ya estábamos un poco muertos.

domingo, 25 de octubre de 2009

Charly en Velez: sobriedad, clasismo y clasisismo

(foto de Aven)

Intra uterina

Si hay comienzo existe la habitación.

Ahí estoy con mis circunstancias y un CD o cassette –un cassette o un CD, mejor– llamado “Filosofía barata y zapatos de goma” (por la misma época de “el acento de barrio te sale mal” y “sos un aristócrata de cotillón”, la doble mortal moral ricotera) del hombre –que sabré y estudiaré y poseeré y perderé– Carlos Alberto García Moreno (Lange).

Yo en la habitación y en las letras y en ese terceto inicial àlla Sargeant Pepper y luego yo comprandome todos y cada uno de los cd`s del oligarca mayor y comenzando a forjar la productiva y coral voz del fanático: una estructura de sistemáticos desengaños, un ir y volver de dos personas uno solo, la complicidad de ningún crimen y la enseñanza de aprender de lo que nadie enseña pero resignificarlo.

Y así Charly –embelezado por el poder, egocéntrico hasta la supervivencia, satélite de inercias del sistema de familia que intenta huir de un eje formando otro, liberal sexual, excesivo y generoso con sus consumos, tirano en la imposición de desvíos de pautas sociales– se convirtió en mi ídolo y formó no mi conducta o delito sino esa binaria estructura de confianza entre los que están en estado de abierto y los caretas que guardan en su dialéctica la confirmación de la máquina etiquetadora y que “aunque te inviten a su mesa no estarán de tu lado”: No.

Yo en el hotel de Montevideo y Catalina Dlugi con el flash de noticias y Charly que se tiró de una terraza. En ese segundo pensé –curiosamente– “no importa lo que pienses más tarde: es una idiotez” y era obvio que estaba muerto. Luego, las imágenes nos engalanan con un estado de gracia (¡¡¡con un estado de gracia!!!, ¿o qué festejamos en el Genio sino lo sobrenatural místico de sus actos que nos bañan de una esperanzadora metafísica que es lo contrario de la muerte?) del que ya es imposible salir.

Porque yo ví a Charly destrozar un piano de cola que colgaba en un Obras y en la última nota del último acorde del último hachazo de charly, cuando el piano estaba por la mitad y parecía que nuestro payaso se convertía en león del acto, al dar el último toque la guitarra, el teclado, la batería y el bajo, toda la estructura de madera y de cuerdas se destruyó ENTERA para caer en el piso en las ocho semicorcheas que duró el hi-hat.

Nacimiento

Borges señalaba la acción de no recordar un suceso sino las palabras que lo relatan y yo lo recuerdo cada vez que le cuento a diferentes e incrédulos interlocutores esos cuarenta minutos que estuve en la casa de Charly Garcìa, en el Dakota nacional de Scalabrini Ortiz y Coronel Díaz, una tarde de sol en la cual reconocí a uno –de un show de Charly en La Plata y una espera de cuatro horas– y resultó ser el organizador de una manifestación en la puerta del edificio y el portero sonando y la voz de la novia de Charly que me dice: “¿son cuatro? Suban”.

Y yo abriendo la puerta del edificio y cuarenta personas corriendo y yo buscando a los cinco que habíamos quedado y entrar y exultación y García en la cama con unos jeans y en cueros y tocando el bajo y mostrándonos un texto –que luego estaría en el disco “Sinfonía para adolescentes” de Sui Generis– y algunos temas –“aguante la amistad” y algún otro– y le dijo al organizador –Alexander Dublinoff me dijo que era– prendé la cámara y pasó de ser un respetuoso John Lennon a hacer las vacías morisquetas de farándula nacional.

Alrededor de nosotros yacían cassetes, cd`s, billetes de cien pesos, televisores muertos, la caja de CD`s de Lennon, muebles rotos, frazadas, sábanas y mucho futuro con forma de tiempo, con forma de inevitable degradación y desesperanza.

En un año habré visto a Charly, en vivo, sobre un escenario, ocho veces.
(foto de Aven)

Durante

Viernes 23 de octubre de 2009.

Todo comenzó a las 5 de la mañana, cuando fuí al cajero del Santander Río de Villa Adrenalina a buscar efectivo para que un huesped en coma tres pueda pedirse un remis (luego de negarse sus padres a pagarles en llamada telefónica). Con el sol de testigo olvido mi tarjeta de débito, dato que es advertido a las 12 hs, cuando despierto. Así, con un joggincito me dirijo al banco en donde me dan la tarjeta con todo su magro saldo. Perfecto.

A las 18 hs y monedas de este domingo tan viernes para el mundo me hablan por el MSN. "¿Vas a Charly?" "Si Aven cumple lo que me dijo por teléfono de pagarme la entrada, es posible; pero no creo”, le respondí. Ahí me dice que por $100 cada una me da entradas de platea de $250. “Pará que llamo al capitalista inversor”, le digo. Y Aven me dice que sí, que él paga esa fiesta. “Bueno, pasame la dirección”.

Y ahí viaje desde Villa Adelina a Palermo, yo salgo derecho con el celular tintineando la poca batería y me anoto en una página de la guía T los teléfonos de Aven y de mi novia. Llego 19.40 hs con una camisa de 30ª y un calor nauseabundo mientras se hace de noche. Me bajo a pocas cuadras de la casa de Charly y comienza un diluvio. Tengo que hacer 8 cuadras pero antes cajero. Pregunto y me dicen “dos cuadras para alllá”. Una niña pobre oficia de portera del cajero. Entro prendiendo el celular y recibo tres mensajes de Aven: “Es a las 9 HS.” (18.52 hs); “LLAMAME, NO ME PUEDO COMUNICAR, YA SALÌ” (19.32 hs); “Poco o nulo crédito. Llamad, viajando” (19.54 hs). Saco del cajero $240 y suena el celular. Es el Cabezón Rodriguez que tiene una emergencia y está a los gritos, necesita el telefóno de alguien. “Estoy inundado por la lluvia, no te puedo ayudar” le digo y mientras el celular titila rojo le digo el número de Jorge. Corto y chequeo la billetera: está la plata pero no la tarjeta de débito: “¡¡¡NO!!!”. La reconcha de su madre, hijo de puta, te la olvidaste. Bajo la lluvia recorro cada bolsillo y puteo al Cabezón por haberme llamado JUSTO ahí y yo que soy un pelotudo. Vuelvo dos cuadras siendo objetivo del torrente de agua al cajero, hay cuatro personas. “¿No hay una tarjeta acá?”, les grito. “No, no, fijate si está por ahí”, me dicen amables. “Cuando te la olvidás y queda 40 segundos la chupa el cajero y mañana te la da el banco”, me dicen. No puedo ser más boludo, ahora por ver a Charly voy a tener que ir al corazón del capitalismo el lunes. Me quiero matar. En eso llama el Cabezón: atiendo y le digo “no puedo”. Salgo puteando y mi camisa y el pantalón son agua. Son las 20 hs y tengo que llegar a Liniers en una hora. “Ahora sí, para hacer estas 8 cuadras me tomo un taxi”, burgueseo. Pero ninguno para. Sigo bajo la reiterativa lluvia por cuadras que se dividen en la calle Charcas y diez minutos más tarde estoy tocando el PB “d”. Consigo las entradas y le pido al amigo “dealer” si me llama un remis-taxi que si no no llego. Llama a dos y no le atienden. “¿Tenés una tarjeta de santander rio?”, le pregunto. Y cuando me la da llamo al número de banelco y les pido que cierren la tarjeta. Me recomienda tomar el taxi en la calle porque no le atienden y cuando lo hagan, por la lluvia, le dirán demora. Agarro mi malogrado paraguas que carece de forma y salgo. En la puerta un taxi despide a un pasajero. Corro y entro. “A la cancha de Velez”, le digo. Ese comentario es la puerta a la vida de una persona.

“Vos sabés, yo antes era barrabrava de River”, me dice el taxista, parecido fisicamente a William Burroughs y a Junior Soprano. Ahí me cuenta que con 12 años se fue en tren colado a Rosario y que cuando volvió el padre “que tenía una paciencia…”, esperó a que con su hermano se durmieran para sacarles las sábanas y ahí, desnudos y dormidos, aplicarle el fuerte látigo de un cinturón con hebilla (“vos buscas en ese momento algo para taparte, y no había; un vivo mi viejo”). Después me dijo que a todas las canchas se colaban, nunca pagaban (“y nunca arreglamos con ninguna dirigencia, eh”) pero que la cancha más jodida para entrar era la de Velez (“había que trepar una pared, era una cosa de locos”). “¿De qué año hablamos?”, le pregunto. Me dice 1955. Después consigue trabajo en Spinetto en el mostrador de una carnicería. Eran cuatro en cuatro mostradores y se afanaban la carne y se la vendían al del otro mostrador (“nadie se daba cuenta porque la carne no tiene nombre”) y que eso derivó en una riqueza inusitada a su edad (“íbamos a un puterío y dejabamos al portero propinas de $100 de ahora, nunca nos faltaba plata”). Yo lo llamo a Aven y le digo “anotá esto asi nos encontramos ahí:” y cuando pongo los dos puntos y le digo la zona se muere el celular, producto de la batería. Sigo en el taxi, pensando en llamarlo al llegar a Liniers. Ahí me sobreviene la resaca que la feróz fenomenología me había impedido. En la paciencia y placidez del taxi veo las desconocidas calles y comienzo a pensar que voy a estar toda la vida escuchando al taxista de verba imparable. Ël nombra jugadores que hoy son bisabuelos y peleas de hinchadas a mano limpia en donde un boxeador de gloria sale corriendo cuando lo corren con una gilette (“ahora te pegan tres tiros, en esa época era a las manos; yo me lo encuentro treinta años después y le pregunto si se acuerda de que lo corrían con una gilette y me responde `no me lo olvido más`”). “¿Seguís yendo a la cancha?” le pregunto. “No, hace mil años que no voy: la última vez que fui fue cuando salimos campeones con la tercera porque la primera estaba de huelga”. Yo le digo que frene en cualquier teléfono público que vea y me ofrece su celular, un nokia 1100. Llamo a Aven y le digo –por consejo del taxista– que nos encontremos en el Carrefour frente a la cancha (yo había atendido ahí un puesto en la feria artesanal unos fines de semanas años atrás, vendiendo piezas de vidrio). Sigue el taxista: lo llevó a Charly una vez y le pisaba la palanca de cambio, tenía los brazos y pies ínfimos y estaba hecho garompa. Luego la biopic continúa y me cuenta de cómo estafa al banco con duplicados, billetes falsos, cuentas duplicadas y demás cosas que no entendía. Luego me cuenta un episodio en donde un pasajero (“eran dos peruanos, hay que cuidarse de los peruanos”) hizo una movida con una mujer y en un viaje de 4 cuadras le quiso pagar con $100 falsos. Luego me cuenta que fue sindicalista y preso político y que lo mandaron a carcel común hasta que consiguieron el teléfono de un abogado sindical (“fue un quilombo, no existía celular ni el teléfono público en carcel”) y que luego fue movido a la carcel vip (“ahí no tenía ni que limpiar”).

–Maradona –me dice– no tiene códigos, pero no tiene ningún código, ¿entendés? Porque no conoce los códigos. El otro día lo mandó al frente a Bilardo, eso en la cárcel aprendés que no lo podés hacer: ahí ves cada cosa, a la noche, ves movimientos, uno tajeado, los maricones que son exclusivos de los capos, y no te metés, no ventilás. Y ese tipo lo hace porque no sabe un carajo. Eso Coppola no lo hace. Y no lo hace porque estuvo ahí.

En eso llegamos a la zona. Miro por las ventanas y todos están con buzos y camperitas; observo mi camisa mojada, mi pantalón frío; comienzo a desanimarme. En eso: embotellamiento.
–Bueno, pibe, me parece que te conviene bajarte acá porque son pocas cuadras y lo único que vas a ganar es que corra el reloj.

Frenamos y son $31,24. Saco $40 y después le digo “no, pará que me parece que tengo $2”. Saco del bolsillo billetes de $2 y de $5. Le doy el de $2 mientras le intento agradecer la llamada. Se me adelanta –al ver que no le voy a dar los $5:

–Y eso que no te cobro la llamada, eh… No, bajá tranquilo, pibe… alguien la va a pagar.
Bajo. Frío. Desde que subí al taxi hasta que bajé la temperatura descendió veinte grados. Enfrente hay una cola gigantesca. Buena señal: no llegué demasiado tarde. Corro por el frío y una compañera laboral grita mi nombre y me saluda mientras sigo corriendo. Busco en esas cuadras un lugar de ropa y encuentro a un tipo con un piloto hermoso. “¡Pilotos, pilotos!”, exclama. “¿Cuánto?”, le inquiero. $10, me dice. Sí, dame uno, le digo, observando su hermoso piloto. El tipo saca una bolsa de COTO y me dice “¿de qué color?”. No, disculpa, le digo, y sigo corriendo. Una cuadra más adelante me saluda Aven.

–¿Qué te pasa –me dice–, estás alterado?

–Tuve una odisea, entremos al Carrefour que tengo que comprar algo de ropa. No sabés el taxista que me tocó.

–Ah, sos un burgués… tomá esto que te cura –me dice mientras extiende una hermosa botella de pepsi con un whiscola interior. Hago extensos tragos que me devuelven a la forma humana.

–Pará que tengo que sacar plata –me dice Aven. Saca y me da $200. Nos demoramos hablando de las actuales probabilidades de drogadicción del artista y a los bastantes minutos se da cuenta de que se olvidó la tarjeta en el cajero. Por suerte sigue allí, no fue robada ni chupada.

–Es la tercera vez que me pasa el día de hoy –le digo, y entramos al Carrefour.

–¿Tenés alcohol? –me pregunta.

–Una petaca de whisky. Andá a comprar algo que yo busco ropa.

En la sección ropa hay cinco personas que rápidamente nos autocatalogamos como “los boludos de Charly” por nuestra necesidad de cobertura. Ahí hay sólo remeras de manga corta y camisas. Milagrosamente descubro una camperita obrera de OMBU a $49.90. Lo que cuesta ver a Charly gratis. La llevo y Aven viene con Coca-Cola.

–No venden alcohol –me dice–: por lo de Charly.

Nos tenemos que conformar con lo que llevo yo, parece. Hacemos la mezcla en el baño. Salimos y entra Mike Amigorena. Aven felizmente ignora quién eso. Caminamos una cuadra y se escucha un grito de gol gigante. Al parecer salió Charly.

–Ponete la botella en la mochila –le digo. Entramos casi corriendo y al llegar a una primera valla dos policías tantean mi morral y mochila de Aven. Le sacan la botella de whiscola y de mi morral extraen la petaca.

–Está vacía –le digo, mientras le demuestro que cae líquido.

–No importa –me dice el cerdo–. No podés entrar con eso, es un objeto contundente.

–Pero mirá, está vacía, ¿dónde la voy a dejar?, me salió $85…

–No, papá, no te puedo dejar entrar con eso.

–Tiralo en cualquier lado –me dice otro cerdo policía. En eso la gente grita, suena música. Aven ya está mirándome desde adentro. Nos sacaron el whisky, pagué un taxi, mi ropa está húmeda, tuve que comprar una camperita y encima ahora tengo que esconder esta petaca y la puta madre que los parió hijos de mil putas ustedes, los pelotudos de Callejeros y los forros de sus padres y madres.

Hago una cuadra en reversa y la dejo debajo de un auto. La cantidad de testigos que tiene el acto me hace pensar que es la última vez que veo esa hermosura de petaca. Vuelvo corriendo y el poli de la valla me manotea el morral.

–¿Qué tenés acá? –me dice.

–Qué sé yo, fijate– le digo, ya harto.

–¿Cómo fijate?

–Un paraguas, qué sé yo, dale, boludo, apurate.

–¿Cómo boludo? –me dice el policía–, ¿cómo boludo?

–Dale, es la segunda vez que hago esto, dejame pasar, por dios.

Ahí se corre y entro con el morral y sus objetos contundentes: un paraguas y un desodorante. Al resto de la gente le sacan encendedores y todo lo que sea objeto de diversión. Ahí entiendo, ahí en esa mierda de empresa de rock corporativo, que los redondos fueron un milagro, dejando que el público entre gratis siempre, nunca revisando, siempre confiando en la autodeterminación y en la libertad del pueblo. Pagaron caro, pero tenían códigos. La demagogia de Callejeros resultó asesina.

–Bueno –le digo a Aven–, vamos a tener que bancarnos caretas al careta.
Entramos y Charly saluda y ruge.



El Acto

Nos apoyamos en una valla a ver el show y viene uno del evento a decirnos que es la escalera de emergencias y que por favor tiene que estar liberada. Nos movemos de ahí, nos apoyamos en otro lado y vuelve el mismo señor.

–Yo sé que soy un jodido, pero acá tampoco pueden estar.

Bueno, la concha de tu madre, nos corremos. Nos sentamos y Charly comienza con su show. El campo es inmoral. Está partido en dos: la primera parte para los ricos, que ocupan el 20 %. Está todo vacío. Después, desde mitad de cancha empieza el verdadero campo, con gente que no ve una garompa porque a un espectáculo de entrada cara no le pusieron una puta pantalla y están a media cuadra del escenario. Es inmoral y violento ese espacio vacío para los ricos. Es inmoral y violenta esa valla cuando hay espacio libre. Encima un grupo de hijos de puta controla que no pase nadie y yo mismo ví como cagaron a palos a un pibe que pasó.



(foto de Aven)

(En cualquier teatro cuando falta público derivan a la gente al campo primero; en Obras si no llenaban pasaban las populares al campo. Pero acá no.)

Mientras, el artista rebelde estaba enfrascado en frases hechas. Mientras, nuestro Alex deLarge deambula los medicamentos sin siquiera sentir que esa vergüenza de espacio libre es el clasismo más evidente, torpe e idiota de la historia del rock nacional (en ningún puto lugar del mundo el vip llega hasta la mitad del campo y espero que Spinetta lo cambie para su show).

Bueno, no estoy muy contento. Estoy decaído. Siento unas gotas y miro arriba. Nuestra sección tiene techo. Nos miramos con Aven y concluímos en subir. Fue, por lejos, la mejor decisión que pudimos tomar.

Nos sentamos en el primer asiento cubierto de lluvia y se veía y escuchaba mejor que abajo. Charly no se veía (es increíble que alguien pague $250 y no vea al artista, porque está de espaldas y porque no hay pantallas) pero sí la banda. El Zorrito quería que lo vieran y tenía un promedio de dos acordes por tema. El negro García Lopez resaltaba con el look y ya comienza a notarse la increíble presencia de Hilda Lizarazu, por lejos lo mejor de todo el recital.
Comienza "El Amor Espera" y nos encuetra subiendo. Ya arriba comienza la superficial, frívola y menemista “Rap del Exilio” en donde el exiliado es un putito que por politizarse pierde su vida y entonces el consejo de Charly es “vamo`a bailar” (en esta ronda de comparaciones, Solari haría la versión contraria con el “Charro Chino” que quiere bailar hasta que sea evidente que ya no se puede hacer ningún cambio).

Después viene fanky y una deslucida “Cerca de la Revolución” (el tema insignia de la etapa Say No More). Pero Charly tiene con qué. Sacá de la manga un “No te animás a despegar” y la presencia de esa canción y de Hilda Lizarazu hacen que uno se tome las cosas más en serio. (Para otro día el estudio de cómo afecta al espectador la alegría de Lizarazu versus la agonía interna de Epumer.) Un rato después viene una joya con todas las letras, una canción cumbre que es “Canción de dos por tres” y llega con la solemnidad y con todas las notas. Hermoso tema que nos hace agradecer estar en esa mierda de estructura. Después Charly hace un comentario super menemista cuando dice “Vamos a Miami” antes de la menemista “no voy en tren, voy en avión”. Es notable que toda persona que deja las drogas y el alcohol, lejos de absorver la realidad más profunda y duramente se vuelve más cómoda, más intrascendente, menos jugada, más burguesa, más puta. (Nobleza obliga, la banda hizo que este tema fuera uno de los mejores del recital.)

Hay un cartel de Macro en la cabina, jodemos con Aven en que Macri organiza el show. Más tarde nos imaginamos un Dios positivo que con un rayo destruya esa valla inmunda divisoria y deje que la gente vea al artista, imaginamos un Zeus pecaminoso que destruya con su lluvia los celulares de los infelices que se pierden el recitar detrás de la lente de su cámara. Aven saca un porro y dice “vamos a hacernos mierda”, en clara referencia a los pocos recursos con los que contamos para hacerle frente a nuestra sobriedad a prueba de balas. Le pide fuego a una mujer a nuestro lado que yo pensé que era Florencia Peña pero luego resultó que no. Le costó unos diez minutos a nuestro pintor ganarle la pulseada al viento a favor pero lo logró.

Charly sigue. ¿Qué resaltamos? Bueno, el mejor momento. “Mi maestro y mi ídolo” dice Charly. Y ahí hay que creerle. El hombre que lo cagó a pedos porque prendió velas en su estudio, el tipo que era una leyenda cuando Charly era un exiliado de Recoleta: el gran Luis Alberto Spinetta. (Versos gratuitos.)

Eso sí fue hermoso. Hermosísimo. Legendario. Bello. “Rezo por vos” a dúo por dos tipos que bajan los brazos para poder observar mejor el panorama. Excelente.

“Llorando en el espejo.” Keith Richards decía que un tema –que no recuerdo– justificaba su adicción a la heroía. Heme aquí, responsabilidades afuera, festejante de este clasisismo del García más interior.

“Hablando a tu corazón”. Gran versión, grandes guitarras.
Y en el medio de toda esta catarata de canciones ni un segundo de ausencia de torrente marino. El Zorrito seca los teclados y dispara por error una batería bizarrísima en el medio de un tema, batería que con Aven festejamos intensamente. Luego, el Zorrito se convierte en el protagonista de una obra de Sartre o de Buñuel. Es intensamente atosigado por una lluvia y más aquejado por un ejército de plomos que cubren sus teclados hasta dejarlo debajo de una bolsa y apresado para siempre. Luego, cerca del final, mete dos notas curiosas por error haciendo una mini cumbia que nos hizo enamorarnos de él. La lluvia seguía.

Charly, a todo esto, se puso un poncho bizarro que nos hacía temer que se le encienda el dedo y salga volando en una bicicleta. El cielo presentaba su propio espectáculo, con rayos que iluminaban toda la cancha y el Mundo Conocido por el Hombre (?). Con Aven imaginábamos una tormenta nuclear que haya devastado gran parte de la ciudad sin nosotros saberlo.
Seguíamos viendo, cada tanto, el gran espectáculo: un hermoso jóven que bailaba solo en el campo para ricos (¿cuándo fue –seguro en los últimos 3 años– que el campo, ese punto de coincidencia rockera, en el cual la ubicación pertenece a una meritocracia física y que significa la libertad del salto programado en equipo, se convierta en este bochorno de riqueza para pocos?), con movimientos espasmódicos y una libertad que nos hacía pensar en la unívoca presunción del consumo de pepa. ¡Siga, maestro!, gritábamos nosotros. Siga por nosotros y por Charly, las víctimas de la estructura de acción social. ¡No me bajés los brazos, pendejo! ¡Vamos, todavía!
Soy el que prende y el que apaga la luz, momento de interludio de conciertos anteriores, ahora estuvo bien. Charly se terminaría yendo con el “stop”. Luego, confieso mis sorpresas con “Estoy verde, no me dejan salir”, tema bienvenido también a la resignificación post internación obligada. Sonó bien pero ahí ya los teclados del Zorrito estaban hechos un pastiche de agua y al no sonar dejaban en evidencia a un Charly que ya toca algo el piano pero no tanto como en sus épocas de cero calmantes y cien psicoactivos en los cuales –ahí sí– era un Genio en sentido exacto: agarraba –con las garras–un piano y desactivaba –lo escribió Calamaro– el ego de cualquier músico que se le cruce, cualquiera sea su moral.

Vuelve “filosofía barata y zapatos de goma”. Charly toca el tema 8, el cover. “I feel so much better”, “Me siento mucho mejor”. Excelencia y buen pogo. Lindo lindo. Cumbia cumbia.
Después, “un rock”. “Rockandroll yo” con su riff impresionante, glorioso. Ese temazo pentatónico de impresionantes pasos y Charly dejando los modismos y cantando “hija de puta” con la voz de la Caverna y las Sombras que entran y salen pensando que son el mundo gritan y gritan.

Después “No toquen”. Le digo a Aven que “No toquen” es para Charly lo que “Días distintos” es para Calamaro. El rock de principios y finales con tuquito y firma y facazo por gil. Muy bien. Pero sonoramente desvariante. Y ahí Charly se fue.

Aven venía diciendo que tenía que ir urgente al baño hace veinte minutos, así que cuando terminó el bis y se saludó a la gente le dije “vámonos” y nos paramos entre la gente a bajar. Aven pasa un para avalanchas por abajo y me gana unos metros. Las luces del estadio se prenden. De repente suena un grito de gol y en el escenario está Charly de nuevo, de traje, como un abuelo que viene a la Navidad con sonrisa y un chiste de tuquito dominguero. El final nos deparaba una belleza hermosa que es que los ortivas de la valla desaparecieron y el público de verdad ingresa a la sección de los aventajados del sistema. Con Aven nos miramos –nos separan como 25 metros– y sonreímos. Le hago un gesto revolucionario. Cientos de personas cruzan y pueden –¡ahora si! – ver al artista por el que pagaron. Esto es hermoso. ¡¡¡Tomaron la Bastilla, hijos de puta!!! ¡Ahora sí es un recital, la puta madre! Me mojo, es hermosa la revolución burguesa, con qué poco nos conformamos, pero ahora sí puedo disfrutar de la música, ahora que la gente toma el lugar que le pertenece, ahora sí me cae bien Charly, ahora se despertó el Genio, ahora todo es color de rosas y vino y ahora la música toma el aire y todos tenemos una sonrisa. Hijos de puta, ¡ahora sí! Buen final, me dejó más tranquilo.

Ahora sí.

(Si es necesario aclarar, aclaramos que todo recital pago es clasista y que en los renglones de revolución no se desconoce la comercialidad de cada acto –algo, por otro lado, mezquino– sino simplemente un respeto al consumidor –algo mucho más patético– de no tocarle el culo obligándolo -¡con entradas de 125, de 250 pesos! – a no ver al artista, a estar lejísimos, a no tener una puta pantalla cuando el recital lo organiza el Grupo Fenix y lo auspician un par de marcas.)

El Regreso

Bajamos de la platea Sur Clicls Modernos y al baño directo. Un extraño pelado me dirige un comentario cómodo y gracioso; sonrío para quedar bien. Salimos con Aven y me dice “tenemos que ir a la estación de Liniers que ahí te tomás el 21 y yo me tomo el que pasa enfrente”. Emprendemos camino y finalmente formo parte de una cola pequena –la del colectivo 28– detrás de la gigantesca cola del 21. Aven se toma un taxi y va a la casa de su novia por ahí cerca. Viene un 21 y se llena hasta las tetas. Detrás viene otro y se llena. Cuando está por salir voy corriendo y milagrosamente para y me deja entrar. El cartel del 21 dice “fábrica Ford”.

–¿Vas a Puente Saavedra? –le inquiero.

–El de adelante. Yo voy por Panamericana –me responde.
–¿No pasás cerca de Villa Adelina, el golf?

–En la bajada de San Lorenzo, de ahí te tomás el 71 –responde, haciendo gala de grandes conocimientos.

Subo último con un curioso y hermoso lugar, parado en la entrada con vista al frente, al camino. A las dos paradas sube un sonriente deportista, en musculosa y pantalones cortos. Saluda al chofer: son amigos. Yo quedo entre ellos y escucho cuando el chofer le dice “todos estos entraron gratis por lo de Charly; yo estoy llegando tarde, mirá la hora (00.45 hs); ahora en veinte minutos doy la vuelta”. El otro se ríe. Hablan de nimiedades y luego en una bajada de General Paz el chofer se baja y va hacia la cola del bondi. Lo sigue el deportista. Yo ya preveo que los garcas apelarán al recurso de que se rompió el motor. Dicho y hecho. El chofer vuelve y dice “lamentablemente tenemos que para acá porque se rompió el tanque y está perdiendo gasoil y no puedo seguir. Les pido disculpas pero tienen que bajar a esperar el próximo”. Yo no sabía si iniciar una sublevación que asesine al chofer y resignarme. Miro al público para ver su conciencia revolucionaria. Los veo pacíficos. Percibo también la presencia del pelado que hizo el comentario en la entrada del baño.

Bueno, ahí estamos, en una bajada de general Paz, super lejos de mi casa, hace frío y mi ser está frío. Somos cuarenta personas en una parada. Pienso que el próximo 21 que llegue vendrá lleno de gente de Charly y no entraremos. De repente el 21 parado arranca con el chofer y su amigo deportista, a toda velocidad y huyendo. Miro enfrente y veo el edificio circular que tantas veces ví, “¿dónde estoy?” Eso es constituyentes, esto es san martin. Ok, hay mil villas, estoy cerca de casa. Salgo del grupo y voy a Constituyentes. Sí, por acá pasa el 140, el 111. Bondis que pasan una vez por hora pero que me dejan en la esquina de casa. Por acá quedé varado una vez que ví a Charly gratis en el carrefour de San Martin.

Camino por Constituyentes para el lado de capital y me detengo en una parada. Pasan tres minutos y veo las luces más maravillosas, las del 140 que tantas veces nos decepcionó, que esperamos horas y horas y horas en las noches de nuestra eterna juventud pasada. Ahí viene. Subo y le digo “A Alcorta y Paraná” y pongo las monedas. Me doy vuelta y entra corriendo el enigmático pelado, del baño y del 21. ¡My own private Mark Chapman! Hermoso.

Viajo tranquilo y en 15 minutos, en el viaje más directo del mundo, estoy en casa. La jugarreta del chofer me ahorró dos horas de vida. He llegado a la parada. La misma parada en la que se baja mi vecino, el calvo y misterioso hombre del baño, del 21, del 140 y del recital de Charly García. Quién sabe qué esté escribiendo de mí en este momento. Mi vecino.

domingo, 18 de octubre de 2009

La supresión y el símbolo

Por Aven (escrito para blog privado de 5 personas)

Lucha contra el lunes.

Mercedes Sosa me dice: “hay que sacarlo todo afuera, como la primavera, nadie quiere que adentro algo se muera, muera muera, muera, muuera” Vieja Sosa, vieja y peluda. Tana, ojos de gorda y piel de oso, Musa de Tarantino por lo de oso judío. Película esa: Bastardos sin gloria.
Día después del nacimiento de guille hace 26 años. Despierto con un perro sobre mi cara. Ulisses, le digo. Arremete con furia. Fuera Ulisses, le digo. Linda resaca, que no tengo pero que se asoma tras los demonios de la ternura, y desafía con quitarme lucidez. Habiéndome tomado parte del rojo de Walker, entiendo que no debo tener resaca.Fragmento de la noche.
-Poesía bajo la lluvia, me dice Decris.
-Esto es hermoso, le digo.

Salimos del depto de Guille a comprar coca-cola. Quiere ir solo. No, dejame acompañarte, le digo. Pedímelo con cara de perrito mojado me dice, mientras se arrodilla para sentenciar si es correcta mi cara. No lo convenzo, seguimos bajo la lluvia probando, no se convence. Logro convencerlo y salimos caminando y fumando un porro que luego de unos metros nos damos cuenta que es un cigarrillo común.
-La poesía es esto mismo, me dice.
-Prefiero vivierte a leerte, le digo.
-Voy a hacer algo que hacen los animales y son sanos.
Se pone a tomer agua de la calle con mucho placer.
-Muy lindo, muy lindo, le digo.

A lo que Nietzsche diría: “Lo subjetivo se pierde en la “violencia de lo general-humano”, en “lo universal-natural” Ya no se trata de la creatividad individual copiando las bellas apariencias de la realidad, sino de la realidad misma, del ser humano encarnando la naturaleza misma y convertido en la obra de arte”.
Domingo. Sol en la terraza.

Y a última hora voy por Tarantino con Lupe. Entramos sobre la hora porque insistí en entrar con una pizza, y patitas de pollo, sumados a un balde de pochoclos de sólo 3 pesos mas dos gaseosas. Hoy quiero engordar 100 kilos, le digo a Lupe.

Bastardos sin gloria.
claves para romper las pelotas entre nosotros.

.Los nazis tienen esa magia siniestra del suspenso trágico.
.Hermosa revancha de la historia.
.Mejor cara de Marlon Brando, por Brad Pit.
.Mejor sínico: palabras claves: strudel, vaso de leche, ratas, zapato.

Vayan, es hermosa.



Recuerdos de otras noches que se anotaron y quizá jamás se vivieron.



-Qué haces Aven, estamos con el chino, el mejor conductor de aviones. ¿Te vas a dormir?
-Estaba intentando, pero parece imposible, ahora que te escucho.
-Vamos para allá. ¡¡¡Vamos que voy a conocer Barracas!!!Vamos en moto.
-Linda locura. Los espero emocionado.
A lo que Hegel diría: “Tal es el principio por el cual, no pudiendo encontrar en la esfera de la realidad y en sus límites el espectáculo inmediato y el goce de su libertad, el espíritu está forzado a satisfacerse en una región mas elevada. Esta región es la del arte; su realidad, el ideal, o undirse en Barracas”.

No sé si dormí una hora, o cinco. Cuando me desperté, hoy, fui a trabajar, sospechosamente tarde. Primero me bañe media hora de reloj, con agua tibia. Me vestí y salí a medio andar. Me mareo un poco, debe ser por la pendiente en subida. Quiero terminar con todo esto.
Llego y Lainati me mira, serio, lo miro serio, me río, y viene y me abraza.
-Gonzales querido, me dice. Me encanta molestarte cuando estás de mal humor.
Me da unos golpesitos en el pecho y se ríe. Está todo muy bien. La vida es una fiesta, jaja, se ríe Irónico.
Me dice, hay que hacer este mapa, ayudame que no tengo ni la mas puta idea de
lo que tengo que hacer. Y qué te hace pensar de que yo si, le digo.
De los errores no se aprende nada, Lainati, le digo. Sirven para seguir cometiéndolos.
Se ríe y me dice, yo estoy esperando morir, ¡ya!, cuanto antes. Tranquilo, gonzales, me dice, tenes que seguir haciendo todo lo que tenes que hacer. No seas hijo de puta, ayudame con esto.
Hay que suicidarse, dice, y se ríe. Si querés te tiro, le digo. Si, acá, dame en el
medio del pecho- y se levanta la remera para indicarme dónde tengo que disparar para darle muerte.
No podría hacerte ese daño, Lainati, le digo.
(Tengo ganas de llorar, pero no puedo.)

De pronto me acuerdo del llamado que le hice a lupe, fue el mejor de todos. No me acuerdo de nada. Hoy la llamo y cuando dice, hola, solamente pronuncio: uhuhahauhaha… Vio, vio… ¿y esa vocecita?, me dice. Ayer llamó y estaba muy ebrio. Si, le digo. Hablé como una hora con usted. No, fueron unos minutos. Pero me pareció una hora, le digo. Es que siempre repetías lo mismo, me dice. Me río. Me quedo un poco mas tranquilo. Vuelvo a casa, como una sopa de arroz con algunas lentejas para sumar color. Me tiro y suena el teléfono.
Vuelta al principio.

-¿Dónde están?
-Por libertador.
-Estamos más perdidos que nuestra conciencia- dice Damian.
-Decime el nombre de la calle, le digo.
-Es que no tiene nombre.
-Creo que chocaron y ninguno sobrevivió.
-Es lo mas probable.
-Sigan su instinto, le digo.
-Es lo que vamos a hacer, la gente nos confunde más.
-Sigo esperándolos.
A lo que Sartre diría: “Si verdad es que el deseo es una conciencia que se hace cuerpo para apropiarse del cuerpo ajeno captado como totalidad orgánica en situación con la conciencia en horizonte, será facil responder que en el deseo me hago carne. Allí… en Barracas”.

23:38. Salieron a las 21.30

Llegan a las 00:15. Cervezas y fotos, chino y moto. Nos prometemos cosas. Infinitas. Los días nos verán cumplirlas. Le muestro a Damian la camisa que me regaló, para que observe mi futura delgadez. Encuentro una remera de los Redondos y el chino me dice: la primera vez que te vi tenías puesta esa remera. Es tuya Decris.
Datos extraños: entramos la moto del chino al edificio, el portero avisa que mientras que la saquemos antes de las 06 AM, no hay problema. Bajamos a las 08 AM, la moto no está. El Portero la sacó curiosamente sin nuestro consentimiento a la vereda, expuesta al sol de octubre. Insolente.


Mas tarde, luego del Congreso, viernes que Martyr cuenta esa desafortunada confusión con unos ninjeras duros como gárgolas.

(Martyr había escrito -en mismísimo lugar:
"Cogreso: mujeres muy bellas, Confitería El Molino y mi borrachera se diluye tristemente ante la demora sin fin del puerco mayor. Llega feliz, acompañado por Marcelo, hombre de una delgadez admirable e imperturbable sobriedad que nadie sospecharía encontrar en medio de dos cerdos como Aven y Martin. El primero orina con descaro a centímetros de pordioseros que con amabilidad le indican que el olor de su orín es muy desagradable y que agradecerían fuera a hacerlo a uno de los miles de baños químicos en fila ubicados justo en frente del Congreso. Sigue un bar, un taxi político y nostalgia en 3ro c. Suena “Fico Assim Sem VocÔ y la felicidad me inunda." )

Despachados mis invitados
con nombres martir y marcelo
me proveo de buenas calenturas,
siempre inclinándome por la femeneidad.
y cuando, una vez abandonaron mi casa,
me dirigí al placer mas oculto,
a la dignidad mas eterna y mejor
para el hombre, la sinceridad sexual.
entonces me pajee con un tipo que se
cojia a 2 chinas menores de edad
a lo Roman Polansky.

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